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Real Oviedo - Fuenlabrada, en imágenesIrma Collín

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Festín para seguir creyendo: el Oviedo aplasta al Fuenla (3-0)

Los azules, más ambiciosos que el equipo de Sandoval, se llevan un merecido triunfo gracias a los tantos de Calvo, Obeng y Javi Mier

El Oviedo luce orden y destellos para seguir en su trabajoso camino hacia el play-off. En cuanto a fe, nadie puede dudar de este equipo. Otra cosa es el asunto meramente futbolístico. Pero vayamos a la victoria del Fuenla. El orden ya se ha visto a lo largo del curso, no es nuevo: el equipo defiende de manera coral y eficaz. Ante el Fuenla lo demostró, en cada balón parado que afiló Pedro León. No sintió ni rasguños. Los de los destellos salieron, también es común, de la chistera de Borja Sánchez, brillante ayer. Le siguieron, ya con viento a favor otros compañeros. De la combinación de ambos factores salió un triunfo holgado, inusitadamente cómodo a estas alturas. Una victoria que mantiene vivo, muy vivo, el sueño del play-off. 

Ziganda recuperó el viejo 4-4-2 del armario para la ocasión. La cita exigía las mejores galas y el sistema de dos delanteros es el que le ha dado más alegrías. Además, predica el Cuco que el dibujo que mejor se adapta al Tartiere.

3
Real Oviedo
0
Fuenlabrada
1-0, min. 43: Calvo. 2-0, min. 50: Obeng. 3-0, min. 69: Mier.
Real Oviedo
Femenías (1);

Lucas (2), Costas (1), Calvo (2), Cornud (1);

Viti (1), Luismi (2), Brugman (2), Borja Sánchez (3);

Bastón (1), Obeng (1).
Cambios

Montiel (2) por Obeng y Mier (2) por Viti, min. 65.

Matheus (1) por Bastón y Mossa (1) por Cornud, min. 78.

Sangalli (1) por Brugman, min. 88.

Fuenlabrada
Belman (1);

Valentín (1), Iribas (0), Pulido (1), Diéguez (1), Gozzi (1);

Pedro León (1), Mikel (1), Cristóbal (0), Ontiveros (0);

Bouldini (2).
Cambios

Tachi (s.c.) por Iribas, Kanté (1) por Mikel y Amigo (1) por Ontiveros, min. 59.

Sotillos (1) por Tachi, min. 66.

Adrián (1) por Cristóbal, min. 76.

Árbitro: González Francés (Comité Canario). Amonestó al local Cornud y al visitante Bouldini.
Carlos Tartiere: Ante 11.134 espectadores en la grada, en el día de los festejos del 96.º aniversario del Oviedo.

Así que el Oviedo dominó desde el primero momento ante un Fuenlabrada con cinco atrás que esperaba cerca de su meta. Obeng llegó tarde a un par de envíos en los primeros quince minutos que avisaban de las intenciones azules.

El Fuenla se limitó a esperar, junto, tratando de dinamitar los espacios. Los azules estuvieron especialmente atentos en la fase defensiva. No tardó el equipo de Sandoval en mostrar su principal arma: el balón parado. Por eso tiene a Pedro León, maestro en el lanzamiento a media distancia. Femenías puso los puños en un disparo del ex del Madrid que llevaba más potencia que colocación. Durante todo el primer acto la defensa azul, el equipo entero en realidad, fue eficiente para defender ese tipo de acciones. 

Cerca de la media hora, el ímpetu inicial del Oviedo se fue apagando y el Fuenla empezó a tener algo más la pelota. La balanza ya no estaba tan desequilibrada. En esos momentos de confusión, los azules se inclinaron hacia la izquierda de forma casi inconsciente: la zona donde descansa el talento de Borja Sánchez. Y el canterano, con duende, empezó a escribir su propia aventura.

A los 24 minutos, se fue en potencia de un defensor y eludió el segundo tras una bicicleta: Belman atrapó su zurdazo. Obeng probó desde fuera del área antes del último arreón.

Fue Borja el que lo inició, con un robo a Iríbas y un pase a Bastón, ya en el área, al que le faltó algo de profundidad. El nueve golpeó forzado y la pelota murió antes de alcanzar su destino. De la continuación de esa jugada salió un córner que reforzaría la tesis de que el Oviedo estaba especialmente vivo en las jugadas de estrategia. Centró Cornud y cabeceó Calvo cerca de la escuadra. El cierre ideal del primer acto.

La continuidad estuvo a la altura. Porque el Oviedo esta vez no siesteó, ni contemporizó. Quiso cerrar rápido el expediente. Adelantó trabajo en una bonita jugada coral que inició Borja, creció con Cornud y encontró la vía al gol de la mano de Brugman. El pase medido del uruguayo fue empujado a la red por Obeng. 

De esa embestida salió noqueado el Fuenla, que pudo meterse en el choque si Cristóbal no malogra un servicio de Bouldini en una relajación excesiva de Costas. Pero no lo hizo. Y el Oviedo sí machacó.

Lo hizo con sangre nueva. Montiel avistó la irrupción de Mier y la puso con algonones: el canterano voleó a la red. Golazo. El perfecto colofón a un gran triunfo de los azules.

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