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Chema Aragón, el ideólogo que pudo ser del Oviedo y que ha construido al Mirandés

El director deportivo de los de Anduva, al que el club no le dejó salir en verano para fichar por los azules, encabeza la enésima reconstrucción burgalesa

Alfredo de Miguel, Etxeberría y Chema Aragón, en el acto de renovación del entrenador vasco. | CD Mirandés

La abrupta salida de Rubén Reyes el pasado verano dejó a la plana mayor del Oviedo a contrapié. Se sabía desde hace meses que el director deportivo contaba con "novias", que buscaba, además, un mayor reconocimiento dentro del club (salarialmente, se entiende) y que existía un riesgo a su salida. Pero nunca se llegó a pensar seriamente en la posibilidad de que abandonara un proyecto en el que parecía involucrado. Pero Reyes dio el portazo y los despachos del Tartiere, aún con Carso, Vallina y Federico González, quedaron temblando.

Chema Aragón (Valladolid, 1970) fue el primer nombre que surgió en la agenda azul para llenar el vacío dejado por la marcha de Reyes. Hace unos meses, en la etapa pre Pachuca, en el club se respiraba una lucha de poder que ponía en entredicho cualquier decisión. Federico González, asesor de Carso, y David Mata, gerente, por un lado; el consejo y César, relaciones institucionales, por el otro. El perfil de Aragón convencía a las dos partes y eso no era tan sencillo.

Por eso, a finales de mayo, el Oviedo se reunió con el director deportivo del Mirandés, rival esta tarde de los azules (18.30 horas) en el Carlos Tartiere. El encuentro tuvo lugar en Bilbao y asistieron por parte de la entidad David Mata y César Martín, representantes de las dos fuerzas que pugnaban por el poder en el club. La impresión fue grata.

Las reuniones se sucedieron en los días posteriores, a través de videollamadas en las que participaron tanto Federico González como el resto de consejeros. Aragón era el elegido y a él le hacía mucha ilusión asumir el reto. Dicen desde el club que se mostró desde el primer día con las ideas muy claras. Sabía lo que querría en el Oviedo. Por ejemplo, defendía sin ninguna duda la continuidad del Cuco Ziganda. Pero había un problema, uno gordo: le quedaba otro año de contrato con el Mirandés.

Aragón pensó que convencer a su presidente, Alfredo de Miguel, sería sencillo. Pero ahí se enquistó la operación. El dirigente le cerró la puerta de salida remitiéndose a la cláusula de Aragón: un millón de euros, según desveló a LA NUEVA ESPAÑA. Una cantidad que el Oviedo no estaba dispuesto a desembolsar en ningún caso.

Esperó el Oviedo casi dos semanas para ver si De Miguel cambiaba de opinión, pero nunca sucedió. Cuando Aragón dio por perdida la opción, el Oviedo activó las alternativas y firmó a Tito Blanco tras negociar, también, con Lalo Arantegui.

Así que Aragón se quedó en Miranda y le tocó encabezar otra reconstrucción en un estilo de firmar plantillas muy particular: tirando de cedidos, apostando por sangre joven, con Anduva como escaparate. Esta temporada, el Mirandés ha incorporado 16 caras nuevas. Diez de ellos llegan como cedidos: Marcos Paulo, Nico Serrano, Roberto López, Mraz, Beñat Prados, Salinas, Raúl García, Juanlu, Pinchi, Parra, Santos, Carreras y Javi Serrano. Otros seis, incorporados, tras llegar libres: Alfonso Herrero (ex del Oviedo), Álex Martín, Manu García, Raúl Navas, Michelis y Barbu.

La intención es aprovechar ese talento individual aún por pulir para que el equipo siga compitiendo otro año en Segunda. Con Etxeberría a los mandos y aún reponiéndose de un defectuoso inicio de campeonato, el Mirandés llega al Tartiere en su mejor momento, tras cinco jornadas sin perder. Chema Aragón, el hombre que pudo diseñar este Oviedo, es el ideólogo de la amenaza de hoy sobre el Carlos Tartiere.

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