La llegada de las vacaciones de verano es uno de los periodos que más preocupa en el Centro Comunitario de Sangre y Tejidos. Esta es una de las épocas del año en la que se registra un mayor descenso en el número de donaciones, de ahí que sus responsables, en colaboración con la Consejería de Sanidad, hagan un llamamiento a la solidaridad de la ciudadanía para que antes de empezar su periodo de descanso no se olviden de la cita solidaria con la donación.

El pasado año la acción altruista de 27.240 donantes permitió atender a quienes que necesitaron de una transfusión de sangre en todos los hospitales asturianos, un elemento imposible de reemplazar e indispensable para la vida, de ahí que sea tan importante mantener el nivel de donaciones. En lo que va de año, se ha registrado un descenso de casi 600 donaciones con respecto al mismo periodo del ejercicio anterior, pero se ha podido atender la demanda de los hospitales sin que ninguna operación o tratamiento se hayan visto afectados. Un pequeño oasis en el verano lo constituye la FIDMA, donde se consiguen casi tantas bolsas en 15 días como en un mes entero. Pero como el objetivo es asegurar que haya reservas siempre que una persona enferma requiera un derivado de la sangre, el Centro Comunitario intensifica ahora las campañas para animar a donar y sobre todo, inciden en captar nuevos donantes, especialmente entre el colectivo de 18 a 30 años, población joven que dé continuidad a largo plazo a esta importante labor.

Julio Otero es uno de esos jóvenes que con su gesto altruista contribuye a mantener ese relevo generacional tan necesario. A sus 19 años, este estudiante de Medicina, quiere dar ejemplo con su acción y acude a donar sangre con regularidad. Para participar solo hace falta tener entre 18 y 65 años, pesar más de 50 kilos y un buen estado de salud. En apenas 10 minutos, tras una valoración médica, se extrae una bolsa de sangre de 450 mililitros de la que se beneficiarán tres personas. Una acción rápida, que no genera riesgos y un acto que proporciona bienestar y satisfacción a quien lo realiza.

Pero, ¿cuál es el camino que sigue una unidad de sangre desde el donante al receptor? Las bolsas son trasladadas al Centro Comunitario donde se someten a un exhaustivo proceso y en apenas 24 horas son puestas a disposición de los hospitales. Lo primero es centrifugarlas para separar hematíes, plaquetas y plasma, y realizar un tratamiento diferenciado. Para preparar una unidad de plaquetas es necesario juntar las capas leucoplaquetares de cinco donaciones y someterlas a un proceso de centrifugado e inactivación de patógenos, almacenarlas a una temperatura ambiente, entre 20 y 24 grados, en agitación continua y durante un máximo de siete días. Es el producto más exigente y que antes caduca. Los hematíes se almacenan a una temperatura de entre 2 y 6 grados y caducan a los 42 días, mientras que el plasma, una vez congelado, aguanta hasta dos años en cámaras frigoríficas a 40 grados bajo cero.

Paralelamente, en el laboratorio se desarrolla otro proceso: el análisis de los tubos que han sido extraídos a los donantes para garantizar la seguridad de todas las transfusiones. Se comprueba que la sangre no contenga agentes infecciosos, concretamente el VIH, la hepatitis C y B, y la sífilis; se estudian el grupo sanguíneo y los anticuerpos irregulares y, si procede, se realizan una pruebas específicas para descartar otro tipo de infecciones según factores de riesgo. Si se detecta alguna prueba positiva, inmediatamente se procede a destruir la sangre y se avisa al donante, y en caso contrario se almacena cada componente en su medio adecuado, a la espera de proceder a su distribución por los hospitales en función de la demanda de cada centro.

Este riguroso proceso al que se somete la sangre permite eliminar cualquier riesgo para quien recibe la donación, y así conseguir que este generoso acto cumpla con su fin de salvar vidas.

Aféresis. Hay otro proceso de donación que ha experimentado un ligero incremento en el primer semestre de 2018 respecto al mismo periodo del año anterior, la donación por aféresis. Una buena noticia porque en estos casos una unidad de plaquetas equivale a la de cinco donantes de sangre total. Además, permite seleccionar el componente de la sangre que se quiere conseguir, con lo que el resto de componentes se retorna al donante, de ahí que las donaciones puedan realizarse con mayor frecuencia.