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Las cinco reglas para una vejez saludable, y una de ellas es entrenar la mente

Dieta, ejercicios mentales y físicos, evitar la inactividad son pilares para aportar calidad a los años que se viven

Jubilados caminando por Avilés

Envejecer de manera saludable constituye uno de los mayores retos para la sociedad. España ha alcanzado una de las esperanzas de vida más altas de Europa, situándose por encima de los 83 años (86,2 en mujeres y 80,3 en hombres). Sin embargo, a medida que aumenta la esperanza de vida, hay también un aumento del riesgo de enfermedades estrechamente vinculadas a la dependencia y la fragilidad. Actualmente, el número de años de esperanza de vida en buena salud es de 70,4 para las mujeres y 69,4 para los hombres.

El envejecimiento activo es un proceso que pretende permitir a las personas potenciar un estado óptimo de bienestar físico, mental y social durante toda su vida, de acuerdo con las posibilidades, necesidades y deseos individuales. De esta manera, se deben crear entornos y oportunidades para incentivar la participación de los adultos mayores en el ámbito social, cultural y económico, permitiéndoles contar con más independencia, autonomía y dignidad.

Todas las personas, en todos los países del mundo, deberían tener la oportunidad de vivir una vida larga y con calidad. Es necesario añadir “vida a los años” y no únicamente añadir “años a la vida”. Los estilos de vida/hábitos y los entornos en los que vivimos pueden favorecer o perjudicar la salud. Es fundamental cuidar desde una edad temprana la salud, apelando a la prevención para ralentizar el deterioro cognitivo y funcional, y preservar las máximas capacidades físicas y mentales llegada la tercera edad. Estos son los hábitos esenciales para fomentar un envejecimiento saludable.

Dieta equilibrada.

Una buena alimentación contribuye a conseguir un envejecimiento activo y a minimizar los riesgos de padecer ciertas enfermedades. A medida que se envejece, las necesidades nutricionales se ven modificadas. A pesar de que la dieta se debe adaptar siempre a las necesidades personales de cada adulto mayor, en términos generales, se deben reducir las calorías vacías y promover el consumo de proteínas, fibras, minerales esenciales y vitaminas para mantener una buena salud.

Actividad física.

Los adultos mayores son más dependientes debido a la pérdida de movilidad, agilidad y coordinación. Realizar actividad física a lo largo de la vida, pero especialmente durante la ancianidad, ayuda a mejorar la movilidad y a mantener la autonomía y la independencia el mayor tiempo posible. Además, reduce el riesgo de padecer ciertas enfermedades y aumenta la sensación de seguridad. Lo más recomendado es realizar ejercicios aeróbicos, como caminar o nadar, para el mantenimiento del desempeño funcional de los adultos mayores.

Ejercitar la mente.

Entrenar la mente y mantenerla activa es tan importante como realizar ejercicio físico para poder vivir de forma independiente. Realizar ejercicios de memoria, juegos y actividades es muy recomendable para prevenir el deterioro cognitivo o la aparición de otras enfermedades, como el Alzheimer, comúnmente asociadas al envejecimiento.

Ocupación.

La ocupación desempeña un papel esencial para garantizar un envejecimiento saludable a lo largo de la vida. La ocupación de los adultos mayores debe centrarse tanto en el desarrollo de actividades cotidianas (autocuidado y mantenimiento) como aquellas relacionadas con lo formativo y recreativo, permitiéndoles mantener su autonomía e independencia.

Actividad social.

Para garantizar el bienestar personal es fundamental que los adultos mayores mantengan buenas relaciones con sus familiares y amigos, además de relacionarse e intercambiar experiencias con otras generaciones. Esto permitirá que las personas mayores no se aíslen y enfrenten con mayor optimismo sus días.

Aunque no todas las personas envejecen igual, unos buenos hábitos y el disfrute de la vida tienen un efecto positivo en la ancianidad. Envejecer debe ser una experiencia positiva. Es cierto que la sociedad tiene un papel importante en el envejecimiento saludable, pero adoptar buenos hábitos de vida sólo depende de nosotros mismos.

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