La Nueva España de Siero

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Vecinos y colectivos piden más conciencia medioambiental tras limpiar el río: somieres, vigas y chatarra salen del agua en La Figarona

Amigos del Nalón, esta vez con apoyo municipal y de Cogersa, retiran la basura del cauce del Noreña a su paso por territorio sierense

El edil sierense Alejandro Villa con los responsables del colectivo de pescadores que limpia el río

Guantes, botas y un mono. Objetivo: limpiar el río Noreña, específicamente la zona de La Figarona. Es la primera vez que los miembros de la Asociación de Pesca Amigos del Nalón lo hacen con el apoyo del Ayuntamiento y Cogersa, dentro de su programa de “Limpieza voluntaria de espacios naturales”. “Vinieron con el camión y nos dieron parte de los equipos”, cuenta Nicolás Ferrer, responsable de la agrupación. Era necesario: el cauce incluso estaba atravesado por varias vigas que hacían que, en la temporada de lluvias, se inundara toda la zona contigua.

Pero del Noreña sacaron de todo: puertas del coche, un tambor de lavadora , somieres y mucha chatarra, contaba Almudena González, que provenía de Cogersa. Comenzaron alrededor de las diez de la mañana, y, en menos de una hora, ya tenían un contenedor de los de obra prácticamente lleno, los camiones a pleno funcionamiento y seguían saliendo bolsas de basura.

El propio concejal de Medio Rural, Alejandro Villa, fue de visita ayer por la mañana y no se pudo resistir a echar una mano durante breves instantes, pese a no estar equipado con guantes y botas. El trabajo fue en cadena: le pasaron algún residuo que salió del agua, como una botella, que él se encargó de colocar en su correspondiente bolsa. “Nosotros mostramos nuestra disposición desde el primer momento. Saben que tienen nuestra total colaboración en todo lo que pidan, mientras sea de necesidad”, afirmó a pie del río.

El representante de la Asociación de Pesca Amigos del Nalón, Nicolás Ferrer, totalmente enfangado, aprovechó la coyuntura para hacer una reivindicación: “Sabemos que hay unos simpáticos que está vertiendo cucho en los pozos de agua. Es una vergüenza. A ver si la Confederación (Hidrográfica del Cantábrico) manda alguien a limpiar aquí o qué”. Su intención, la de ayer, era que el río quedase sin residuos desde la estación de tren de Noreña, localidad que le da nombre, hasta La Collada. “ A ver si nos da tiempo a hacer hoy dos limpiezas más, hasta el puente de San Pedro”, decía.

De izquierda a derecha, Almudena González, Alejandro Villa y Nicolás Ferrer. | I. G.

Y los vecinos de la localidad no pueden estar más agradecidos. La principal razón es el temor a las inundaciones que ocurren año tras año en la temporada del lluvias. La explicación que dan a las mismas es que el cauce se estanca porque está lleno de residuos. Precisamente, en el móvil de uno de ellos, de Marco García, hay imágenes de lo que ocurrió en la última: el agua anegó La Figarona.

Muestra, indignado, que la carretera, especialmente en la curva de la AS-376, entre el Mesón la Tabla y el bar de La Figarona, está totalmente inundada. Precisamente, a este establecimiento y las fincas contiguas no se puede acceder por culpa del agua. “Esto es por la suciedad que tiene el río”, afirma. Aunque, desde hace tres años, la Asociación de Pesca Amigos del Nalón se encarga de hacer una limpieza, aunque el año pasado no pudieron.

Y lo que pide Nicolás Ferrer, de acuerdo con las palabras del edil sierense Alejandro Villa, es más conciencia medioambiental: que la gente sea consciente de lo que tira al cauce del río, no es normal que haya vigas, puertas de un coche o un tambor de lavadora, que fue lo que encontraron en la primera hora. Se lo dice especialmente a los que están tirando el cucho en el pozo.

El concejal, a su vez, aprovechó la coyuntura para pedir más socios para la Asociación de Pesca Amigos del Nalón, que eran los que estaban llevando a cabo la limpieza. “Es una cuota irrisoria para todo lo que trabajan; nosotros, del Ayuntamiento, esperamos poder trasmitirle cinco o seis inscripciones”, indicó.

Concretamente, 15 euros anuales. Ese dinero se utiliza para repoblar, año tras año, el río. “La trucha ahora está a 0,10 euros. Da para bastante”, hace el cálculo rápido Ferrer. Ahora mismo, sin embargo, solo son 16. Y, precisamente, la supervivencia de esta especie también depende de la limpieza del río: la suciedad les hace perder oxígeno y se acaban muriendo.

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