Un conocido narco gallego dirigía desde Siero una organización criminal dedicada al tráfico de cocaína a gran escala con veleros llegados de Sudamérica. La estructura criminal, regentada desde una pequeña localidad cerca a Pola de Siero, adquiría veleros para cruzar el Atlántico y abastecerse de cocaína. En Asturias hay al menos cinco detenidos. En Siero contaban con una nave industrial para guardar la droga. Hay otros detenidos en Gran Canaria, Málaga, Madrid y Valencia. Un Juzgado de San Bartolomé de Tirajana (Las Palmas) y otro de Pola de Siero llevan el caso. La Delegada del Gobierno, Delia Losa, indicó: «Es una investigación abierta y no tengo ningún dato que aportar hasta que quede suficientemente clara».
Durante la «operación Porte», se incautaron 1.275 kilos de cocaína en un velero abordado por Vigilancia Aduanera en septiembre. Se incautaron tres embarcaciones –una de 27 metros, valorada en 700.000 euros–, más de 200.000 euros en efectivo y unas 50 empresas usadas para blanquear dinero. Se bloquearon más de 100 cuentas.
La investigación se inició en 2018, cuando los agentes detectaron la presencia de un entramado criminal que introducía cocaína desde distintos puntos de Sudamérica. Las primeras averiguaciones permitieron localizar a varias personas que, desde Gran Canaria, adquirían veleros para cruzar el Atlántico y abastecerse.
Posteriores pesquisas permitieron conocer la estructura completa de la organización criminal, llegando a identificar plenamente a su líder, un narco gallego de 46 años, implicado en numerosas investigaciones en distintos países y detenido en 2011. Tal era su influencia, que gestionaba tanto la adquisición de la droga en Sudamérica como su transporte y distribución por Europa a través de España sin necesidad de desplazarse ni reunirse con otras organizaciones.
La organización realizaba grandes inversiones en seguridad para tratar de asegurar sus comunicaciones internas y evitar de esa forma ser detectados. También hacían uso de tecnología puntera, con el uso de móviles de última generación, e incluso disponían de grupos integrados en la organización que realizaban contravigilancias cuando se producían reuniones. Además, habían creado 50 empresas que utilizaban como tapaderas para el blanqueo de dinero. Esta red de empresas se encontraba repartida por todo el territorio español con conexiones en Panamá, Colombia y otros países de Europa, en los que hacían figurar a «hombres de paja». La función de estos testaferros era dificultar la identificación real de los verdaderos responsables de las transacciones comerciales destinadas al blanqueo.
Para culminar la investigación se llevó a cabo más de una decena de registros por todo el país, llegando a desmantelar en Valencia un laboratorio para separar la droga de sustancias legales. Aparte de la cocaína, los agentes se incautaron 1.140 gramos de marihuana, 100 gramos de hachís, anfetaminas y setas alucinógenas. También de nueve vehículos de alta gama, dos armas de fuego y multitud de joyas y relojes caros.
