La Nueva España de Siero

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José Antonio Noval Cueto

“Torres más altas cayeron…”

"Torres más altas cayeron..." Este era el titular que portaba una pancarta de tela blanca, de medianas dimensiones, colocada en una de las dos  medias raquetas de la Plaza Don Pelayo de Pola de Siero, concretamente la de la derecha dirección a Oviedo. La tela con sencilla ejecución se distribuía en varias partes: en una un edificio de cuatro alturas, sencillo, dibujado en trazo grueso con  tinta negra, y titulado en la parte baja “Café El Jardín” y sobre el cuarto piso, ” Ferretería Humberto”; en el centro de la tela una pequeña nave espacial, tripulada por dos personas y que respondía al nombre de “Apollo Borja”; y debajo de la misma, con grandes titulares negros, "Torres más altas cayeron" y al lado la fecha : 11-9-2021

No es la primera vez que uno se encuentra con pancartas, telas, en los lugares más visibles de cruces, puentes, carreteras y calles, donde familiares y amigos de los novios exteriorizan su alegría por el acontecimiento y estampan allí sus deseos de dicha, de felicidad, pero reconozco que en esta ocasión me sorprendió la originalidad, positividad y oportunidad de su contenido. Pues ahora que vamos camino de cierta ‘normalidad’ celebremos la dicha del amor es positivo , es algo a tener en cuenta, y más partiendo de personas jóvenes, que a pesar de las dosis diarias de manipulación que padecen, tienen la personalidad suficiente para saber qué es lo que de verdad importa , se comprometen y unen sus vidas en busca de un futuro mejor cargado de proyectos y felicidad, como hicieron nuestros padres, abuelos, y siendo conscientes de lo que se juegan en el envite que refleja muy bien el refranero popular con “quien acierta en casar, ya no le queda en que acertar”.

Que los novios preparen con ilusión su enlace y nos hagan partícipes a los demás de su dicha, es una buena señal y nos recuerda, a los mayores, tiempos y alegrías vividas que van con nosotros y marcan nuestras vidas, y que nos hacen decir que el amor existe, que hay que cuidarlo, que exige renuncias, sacrificios, esfuerzos y que sin amor no somos nada, que siempre debe estar en proceso de crecimiento hasta el punto que uno llegue a pensar porque piensa el otro, que uno llegue a respirar porque respire el otro, y es que sin amor  no somos nada, ni siquiera mero sobreviviente de un planeta acelerado y ruidoso; y todo ello en plena evolución del “yo” -enfermedad de nuestro tiempo- al “nosotros”.

Pero no era esta la única pancarta que el sábado flotaba en la Pola. En la plaza de la Iglesia, poco antes de entrar a misa, me encuentro con otra que dice, también con grandes letras de trazo negro: “DEL MINY + AL CIELO!!! OS QUEREMOS!!!...”, que redunda en lo ya dicho. ¡Que seáis muy felices! y recordar que de vosotros dependen, en gran parte ,que la torre del amor no se caiga.

No puede ser más oportuno que un 11-S, cuando se recuerdan los 20 años del magnicidio de las Torres Gemelas de Nueva York, con tres mil fallecidos, la ‘nueva normalidad’, si así se puede llamar ,desde Pola de Siero, sea que dos parejas de jóvenes, familiares y amigos nos recuerden que la única vacuna contra el rencor y el odio es el amor, la entrega, el compromiso, el iniciar una nueva vida con la persona que quieres, el trasmitir vida -los hijos juegan un papel fundamental- , y  darla por la persona que quieres, el vivir otra vida porque sabes que otra persona vive tu vida y de esto hay abundantes ejemplos y muestras, no muy lejos. El otro día, en una conversación de café, una joven casadera, quedaba gratamente sorprendida al escuchar a varias personas decirle que llevaban casadas 46, 55, 32 años…¿Cómo lo habéis conseguido? Con cariño, respeto y buena fe…

El 17 de setiembre empezó la Novena al Santísimo Cristo de Santa Ana,  que congregó a numerosos fieles y devotos, en la que  el sacerdote poleso don Andrés Fernández Díaz glosó la ternura de San José, esposo ejemplar, en su homilía “Con el corazón de Padre”.

 No puede empezar mejor la deseada “normalidad”, bodas y la Novena al Cristo, que me lleva a recordar el bello y sentido el “Poema al Cristo del Calvario” de Gabriela Mistral, del que extraigo los siguientes versos: “En esta tarde, Cristo del Calvario,/ vine a rogarte por mi carne enferma/ pero al verte, mis ojos van y vienen / de tu cuerpo a mi cuerpo con vergüenza …Y solo pido , no pedirte nada,/ estar aquí, junto a tu imagen muerta/ ir aprendiendo que el dolor es solo / la llave santa de tu santa puerta”.

No quisiera concluir estas palabras sin agradecer a la Cofradía del Cristo de Santa Ana el trabajo que hacen año tras año en conservar y dignificar la Capilla y en mantener y hacer que vaya a más la devoción al Santo Cristo de Santa Ana. 

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