La Nueva España de Siero

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Ricardo Junquera

Quince minutos

Todos con La Palma

El viernes se celebró en Gijón, organizado por la Federación de Asociaciones Vecinales, un festival de música para recoger, junto con otras actividades paralelas, fondos para los damnificados por el volcán de La Palma. Todos hemos sido testigos desde el minuto cero y en directo de la tremenda situación que les ha tocado vivir a nuestros hermanos de la bien llamada Isla Bonita. Y de entre todos los duros momentos, me estremeció especialmente verles tener que entrar en las casas afectadas en esos quince minutos de tiempo y contrarreloj para recoger lo que pudieran de sus pertenencias. Toda una vida en quince minutos... Es lo que había.

Estas líneas van por ellos. He querido reflejar el dolor de esos quince minutos, aún desconociéndolo, porque ese dolor debe ser de los que tienes que sufrir para saber de qué estás hablando. Un abrazo para nuestros queridos hermanos palmeros, en la certeza de que no están solos y de que una vez más se pondrán de pie para seguir caminando.

Quince minutos para recoger una vida; para guardarla en una bolsa precipitada y sin destino; para descubrir que hay ruinas que ya nunca podrán vestirse de esperanzas. Quince minutos para aprender que tu única certidumbre es un amargo olor a ceniza; que el tiempo no siempre acaba borrando las heridas porque ya serán siempre un inmenso paisaje de muerte y otoño infinitos, donde solo habitarán los hombres y los árboles sin sangre y la lluvia gris del olvido.

Quince minutos para que un minutero apagado te recuerde que la felicidad ya no existe, que no te espera al otro lado de ninguna puerta; que el miedo es una avalancha de rocas arrastradas y que hay noches que ya nunca regresan porque han venido a quedarse.

Quince minutos para comprender que los sueños ya se han muerto; que cuando mañana quizás amanezca ya será siempre invierno.

Quince minutos en los que el silencio es capaz de avanzar mansamente y sepultar tu mirada para siempre.

Quince minutos para saber que la sangre amanecida de la tierra rota ha enterrado todas las mañanas que tenían que venir y que fuera de la puerta que has dejado abierta se deshacen los días que te quedan por vivir.

Y quince minutos para recordar ya para siempre que no te quedará mas memoria que el bramido del fuego.

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