Padece un blefaroespasmo: cierre del párpado por una alteración neurológica. En el debate con Pizarro sufría también una ptosis: imposibilidad de levantar el párpado.

Presenta una ptosis (caída del párpado) en los dos ojos, tal vez achacable en parte a su avanzada edad, que conlleva una debilidad del mecanismo de elevación.

Las bolsas de grasa en la zona inferior del ojo están causadas por debilidad de los tabiques del tejido conjuntivo de la órbita, equivalente a una hernia en otra zona del cuerpo.

Sufre una retracción del párpado, que puede producir una sensación de ojos saltones. Aporta una imagen de agresividad e incrementa la vehemencia de la mirada.

El rostro de este singular personaje, ya fallecido, presenta un entropión, alteración por efecto de la cual el párpado se vuelve hacia dentro y las pestañas rascan el ojo.

La mirada puede comunicar muchas cosas. Más que muchos libros. Y puede dejar entrever otras. Y hacer sospechar algunas más. Y tratar de ocultar otras. Espejo del alma, la mirada transmite modos de ser, estados de ánimo (reales o presuntos), sentimientos referidos al interlocutor... La mirada constituye «un elemento esencial de las personas», subraya el oftalmólogo asturiano Juan Junceda Moreno, quien acaba de dictar la conferencia «La influencia de la mirada y la situación de los párpados en los personajes públicos», en el marco de un ciclo de la Real Academia de Medicina del Principado.

Largos años lleva el doctor Junceda aplicando la lupa a los personajes públicos y, más en concreto, a la imagen que se desprende de su mirada. Algunos defectos anatómicos de estas personas son bien conocidos (¿quién no ha hecho ningún comentario sobre los ojos de Jordi Pujol o de María Teresa Fernández de la Vega?). Otros pasan más inadvertidos. Le sorprende al oftalmólogo que muchos de estos famosos no recurran al quirófano, pese a la relevancia que la cultura predominante otorga al aspecto físico y a que existen de técnicas quirúrgicas de efectividad probada. Tampoco se le oculta que en el mundo de la imagen reina la subjetividad, de modo que «lo que es atractivo para unos es repulsivo para otros». Lo que no ofrece dudas es que ese concepto tan vago que podría denominarse «presencia agradable» influye a menudo de forma decisiva en la vida y la hacienda de las personas. Y que, por lo tanto, conviene prestarle atención. Se ofrecen, a continuación, los análisis de Juan Junceda sobre las miradas de un grupo de famosos con alteraciones visibles.

El profesor vasco padece un apreciable estrabismo, alteración que, a priori, es susceptible de ser operada y corregida, con una notable mejoría de la imagen del paciente.

Es un ejemplo característico de una ptosis (párpado caído) adquirida (no congénita). La técnica quirúrgica para resolver este problema es relativamente sencilla.

Combina un epibléfaron (bolsas de piel en los párpados superiores) con una ptosis (caída del párpado). Ambos defectos son corregibles quirúrgicamente.

La vicepresidenta sufre un ligero enoftalmos (ojos hundidos), al que se suma una excesiva delgadez. La ministra de Defensa no presenta ninguna anomalía aparente.

Epibléfaron es el nombre que reciben las bolsas de piel en los párpados superiores. Es un defecto fácilmente corregible con una intervención que alivia mucho al paciente.

El problema de Ecclestone consiste, como el de Solbes, en un blefaroespasmo (cierre involuntario de los párpados), que puede dar una sensación de ánimo crispado.

Es un caso similar al de Manuel Fraga. Padece una ptosis (caída del párpado) de grado medio que se ha hecho más evidente con el paso de los años.

Sufre una retracción del párpado, más visible por cuanto es desigual en ambos ojos. No es descartable que acentúe este efecto de forma voluntaria.