Se nos ha quedado algo atrás la partida de Federico Jiménez Losantos y su despedida de la COPE, comúnmente llamada «radio de los obispos». Coincidieron sus últimas jornadas en dicha cadena con la publicación de la encíclica social de Benedicto XVI, «Caritas in veritate», y algo insinuó Losantos acerca de que mandaría recado a la vuelta del verano, en su nuevo destino radiofónico, comentando aspectos de la visión del Pontífice sobre el Liberalismo. Hubo también a lo largo de las últimas semanas de su estancia en la COPE, cuando ya se sabía que su contrato expiraba, alusiones a algunas mitras, aquellas sobre las que trascendió en su momento que habían reclamado su salida de la emisora. Sistach y Cañizares, cardenales de Barcelona y Toledo, respectivamente, recibieron las ráfagas más señaladas.

Después de todo, en la salida de Losantos de la COPE confluyeron varios factores, entre los que destacan sus formas y los pleitos a los que por ello se enfrentó, o su virulencia hacia los nacionalismos, circunstancia que a la Iglesia catalana o a la vasca nada les complacía, o, finalmente, que mordiera la mano de sus patronos, es decir, las mitras, y particularmente las de dichos territorios nacionalistas.

Sea como fuere, lo cierto es que la etapa de Losantos en la COPE forma ya parte de la historia del catolicismo contemporáneo español, incluso superando la etapa de aquel otro radiofonista radical que fue Antonio Herrero, en la misma emisora. Lo sustancial del «caso Losantos» es que generó una apreciable división en los católicos, divididos entre los que se identificaron -algunos casi fanáticamente- con Losantos y los que rechazaron su estilo e ideas.

Repetimos lo de las alusiones de Losantos a la última encíclica papal, que contiene muy serias advertencias sobre el liberalismo sin riendas. Siempre hubo cierta incompatibilidad de fondo entre el radiofonista y los postulados sociales de la Iglesia, aunque estos han podido permanecer algo olvidados hasta este reciente recordatorio de Benedicto XVI.

Tal vez a causa de ese olvido llegó a confundirse a la Iglesia y a su doctrina social -o política, en el sentido amplio del término- con Federico Jiménez Losantos. Por todo ello, nos parece muy significativa esta coincidencia de encíclica y partida.