Cannes, Agencias

Javier Bardem y Alejandro González Iñárritu fueron ayer las estrellas de la alfombra roja de Cannes ante la ausencia de la esperada Penélope Cruz, a la que algunos aseguran haber visto por las calles de la ciudad francesa pero que no acompañó a su novio al estreno de «Biutiful», un filme que ha supuesto una «gran catarsis» para un sonriente Iñárritu, quien también estuvo acompañado de uno de los actores, el español Eduard Fernández.

Ausente Penélope, destacó la presencia de Naomi Campbell, Meg Ryan y Adriana Sklenarikova, junto a su marido, el ex jugador francés de fútbol Christian Karembeu. El bailarín español Joaquín Cortés fue otra de las sorpresas junto a la incombustible Ursula Andress.

Javier Bardem explicó que sigue trabajando cada día y recordando que, como actor, tiene que «ser, más que interpretar». Protagonista absoluto de «Biutiful», Bardem compone un complejo personaje, el de Uxbal, un hombre que habla con los muertos, está rodeado de problemas y sobrevive en la ilegalidad, pero sin perder la compasión por sí mismo y por los demás.

Un trabajo que le ha colocado ya como favorito para ganar el premio al mejor actor de este Festival de Cannes, algo que se toma con bastante tranquilidad. «Está muy bien, ojalá, a todos nos gusta que nos den premio», dijo el actor en un encuentro con medios de comunicación españoles. Y agregó que a pesar de lo tópico que suena, el premio es estar en Cannes. Y estar «con una película que es importante en muchos sentidos, que explica cosas que es necesario decir». «Si luego te dan una estatua, te hará mucha ilusión, te emborrachas, lo celebras, lo dedicas y luego la pones en una estantería», agregó el actor español.

Por otra parte, el último filme de Jean-Luc Godard, «Film Socialisme», llegó ayer al Festival con difusión simultánea en internet, y sin la presencia, cancelada, de uno de los padres de la «nouvelle vague».

El próximo filme protagonizado por Federico Luppi, un drama con tonos amables y «elementos surrealistas», aborda la situación que pasaron miles de argentinos en el «corralito» financiero que vivió el país a finales de 2001. Se trata de «Verano amargo», cinta de Juan Carlos Desanzo.