Oviedo

Después de 25 años dedicados a promover la donación y el trasplante de órganos, el doctor Jesús Otero se ha beneficiado del dispositivo sanitario de ámbito nacional que ha contribuido a crear y a perfeccionar. El coordinador de trasplantes de Asturias ha sido sometido a un injerto de pulmón. La intervención se desarrolló con normalidad y, desde entonces, la evolución del paciente no ha sufrido mayores contratiempos.

Nacido en Zaragoza en 1947, Jesús Otero Hernández es, desde 1986, coordinador de trasplantes del Hospital Central de Asturias y, desde 1990, responsable autonómico de esta disciplina. Desempeña, asimismo, una jefatura de sección en la unidad de vigilancia intensiva (uvi) del Hospital Central. Junto a su equipo, ha gestionado unas novecientas donaciones de órganos, con unas tasas anuales que han llevado a Asturias a los primeros puestos del ranking nacional (y algunos años, al primero).

El doctor Otero padecía desde tiempo atrás una severa enfermedad pulmonar. Llegado el momento, hubo de ser agregado a la lista de espera -como todo el mundo- y aguardar la llamada telefónica de la esperanza, ésa que él mismo realizó en tantas ocasiones. Una llamada que le llevó fuera de Asturias, ya que en el Principado no se practican trasplantes de pulmón.

Jesús Otero es, desde hace varios lustros, un estrecho colaborador de Rafael Matesanz, director de la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). Una entidad que el año pasado vio reconocido su liderazgo mundial con el premio «Príncipe de Asturias» de Cooperación Internacional, un galardón compartido con The Transplantation Society.

En su responsabilidad al frente de la Coordinación Autonómica de Trasplantes, el doctor Otero ha dedicado muchas horas de su vida a promover la donación y a impulsar los diversos programas de trasplante. En una entrevista concedida tiempo atrás a LA NUEVA ESPAÑA, subrayaba que en su cometido «hay que estar localizado las 24 horas del día». Asimismo, señalaba que, pese al transcurso de los años, no se había acostumbrado a solicitar órganos a una familia destrozada por la muerte de un ser querido: «La situación es suficientemente dramática y dura como para que nadie pueda hacer callo». Y apostillaba que «por eso hay que resaltar una vez más la gratitud que debemos a todas las familias de los donantes, que gracias a su generosidad y altruismo son los verdaderos motores de los programas de trasplante».

Es casi seguro que, por entonces, Jesús Otero no se imaginaba que llegaría el día en que él mismo sería el beneficiario directo de esa generosidad y altruismo.