Oviedo, J. N.

Ahuva Spieler, consejera de Cultura de la Embajada de Israel en Madrid, se mostró por su parte muy versada en Oviedo. «Según los archivos municipales», dijo, «en el siglo XIII existía una amplia comunidad judía en Asturias y precisamente en el lugar donde se encuentra el teatro Campoamor estaba situado el cementerio judío. El nuestro en un encuentro entre parientes».

Aprovechó para explicar qué es un «kibbutz», donde nació el ballet que hoy actuará en Oviedo, y de ahí su nombre. Dijo que los kibbutzim eran «organizaciones comunales de origen agrícola que revolucionaron la economía de Israel y en las que se educaron muchos de los actuales referentes intelectuales de nuestro país. Su vocación eminentemente democrática y su carácter exportador dejaron una gran huella en la personalidad de un país que con sólo un 5 por ciento de paro y unos niveles de crecimiento envidiables en todo el mundo ha hecho de la innovación su razón de ser».

Ahuva Spieler explicó que «con esta misma filosofía tanto la fundadora del ballet como su actual director confiaron desde el principio en el futuro de los niños que tenían a su alrededor, y prueba de ello es la prestigiosa escuela de danza que lleva su nombre». Concluyó definiendo el espectáculo como «sesenta y cinco minutos de innovación israelí en estado puro».