Oviedo, P. RUBIERA

Suman 75 años de arquitectura y, sin embargo, sólo coincidieron tres trabajando, de 1936 a 1939. Tienen en común la pasión por su profesión, el haber realizado una extensa obra, el buen hacer profesional y el interés por guardar todo lo realizado. Julio Galán Carvajal, el padre, fue arquitecto municipal de La Coruña y de Oviedo, y unía a su brillantez en el diseño de los edificios el afán teórico, la reflexión. Julio Galán Gómez, arquitecto municipal de Langreo, más artesanal, es el autor de buena parte de los edificios de las cajas de ahorros de España. Los dos ejercieron 39 años, y su herencia forma ya parte de la historia de la arquitectura del siglo XX.

En el quinto piso de Uría 22, en Oviedo, donde Galán Gómez tenía su vivienda y su estudio, la familia guardaba la documentación profesional de ambos, más de 3.000 proyectos con todo tipo de datos, que no sólo son historia de la arquitectura, también historia social de la evolución de la edificación en Asturias en las primeras siete décadas del siglo XX. El archivo, por decisión de los hijos de Julio Galán Gómez, se incorporó el pasado mes de octubre a la colección del Museo de Bellas Artes de Asturias.

La persona que ordenó, clasificó, archivó e inventarió toda la documentación fue el ingeniero técnico Jaime Llames Viesca, que colaboró durante quince años con Galán Gómez. Aún hoy, en el relato de la intensa actividad que desarrolló don Julio, como él le llama, Llames no puede evitar emocionarse.

«Era un artesano de la arquitectura, porque llegaba a los rincones más inesperados. Para él era importante todo, desde las secciones de la estructura hasta el encuentro de una guarnición con el zocalillo, la sección de una barra divisoria, el tamaño de las piezas de un solado y su despiece, la sección de los travesaños de las ventanas y de los junquillos, las secciones de las molduras de escayola, la luz indirecta, la dirección de las vetas de la madera y del mármol, le encantaban el plumeado, los ingletes del azulejo, la situación de los mecanismos eléctricos y de los radiadores. Todo tenía importancia para él. Por eso yo suelo definirlo como un arquitecto simétrico y un artesano», explica a LA NUEVA ESPAÑA.

A Jaime Llames siempre le preocupó que la documentación de estos dos maestros de la arquitectura no se perdiese. Inicialmente, la familia pensó en depositar el legado en el Colegio de Arquitectos de Asturias, pero la falta de un espacio adecuado les decidió a optar por el Museo de Bellas Artes, que también guarda la documentación del arquitecto Juan Vallaure (Oviedo, 1910-1975). «El entonces director, Emilio Marcos Vallaure, acogió la idea con gran entusiasmo», explica.

Julio Galán Carvajal obtuvo el título de arquitecto con 24 años, y el primer proyecto en Asturias que figura en su archivo es el de un chalé en Avilés, en el año 1900. Como arquitecto municipal en La Coruña, realizó, entre otras obras, el Palacio de Justicia, unánimemente reconocido. En sus proyectos, según explica Jaime Llames, llama la atención que, además de los planos, el documento más importante sea el de «condiciones técnicas y económicas». «Destaca la laboriosidad en la redacción de los mismos y las características de toda buena arquitectura: orden, claridad, ritmo de volúmenes, de espacios y de luz. Abundan las valoraciones exhaustivas por usos de las medianeras, o derechos de arrimo, con dibujos de la superficie aprovechada, así como la deducción, cuando los cuerpos construidos sobresalen de los edificios colindantes», destaca.

En 1910 vuelve a Asturias como arquitecto provincial y del Ayuntamiento de Oviedo, con un sueldo anual de 4.000 pesetas. Además de en la capital, proyecta edificios en Salinas, Avilés, Infiesto y Luarca. En 1921 es nombrado director de obras de construcción de edificios escolares, cargo que desempeñó hasta su fallecimiento y que más tarde ejercería su hijo. En total proyectó 72 grupos escolares por toda Asturias.

Son numerosos los edificios que firmó en Asturias. Cabe destacar, entre ellos, la sede actual del Gobierno regional, buena parte de los de la calle Santa Cruz, destacando el de la antigua sede de Banesto, en la esquina con Cabo Noval, y el viejo Club Náutico de Salinas.

El primer proyecto de Julio Galán Gómez es de febrero de 1936, se trata de la construcción de una casa en la travesía de Santo Domingo para David Álvarez del Busto. Galán Gómez alternó siempre su condición de arquitecto municipal de Langreo, cargo al que dedicaba las mañanas de los martes, jueves y sábados, con el ejercicio libre de su profesión. Al igual que su padre, desarrolló numerosos y variados proyectos, buena parte de ellos en Langreo y Oviedo, aunque también los hizo en Santander.

Jaime Llames cita algunos singulares: en 1940 construye viviendas unifamiliares de planta baja con honorarios de tarifa reducida y con posibilidad -algo que haría más tarde- de elevarlas una planta. En 1942 proyectó un edificio en la calle Muñoz Degraín, esquina con la calle Sacramento, en Oviedo, que incluía en el sótano un refugio antiaéreo.

Una de sus singularidades profesionales fue la construcción de los edificios principales de las cajas de ahorros de gran parte de España. El primero fue el de Oviedo, y siguieron Álava, Segovia, La Coruña, Lugo, Soria, Albacete, Castellón, Ávila, Santiago de Compostela, Burgos y León. También construyó la sucursal de la plaza de Camposagrado, en Avilés.

Durante la construcción del edificio de Segovia, uno de los mejores, a juicio de Jaime Llames, Galán Gómez entró en contacto con el artista Carlos Muñoz de Pablos y el escultor José Luis Coomonte, con los que desde entonces colaboraría en sus proyectos. Según Llames, la «joya de la corona» de los edificios de las cajas fue el de Ávila. Y relata una anécdota.

«Don Julio tuvo dificultades porque estaba situado en medio de la ciudad monumental y, una vez obtenida la licencia municipal, la Dirección General de Bellas Artes le puso reparos. Julio Galán recurrió al buen criterio de Luis Menéndez Pidal, quien le rectificó algunas cosas, en una carta que más bien parece una clase de arquitectura, y eso facilitó la aprobación del proyecto».

Es autor, asimismo, de algunos de los edificios más populares de Oviedo, como la «casa del coño», apodada así por su altura y composición, ubicada en la calle Toreno, esquina Marqués de Pidal; o la «casa de los millonarios», en la calle Calvo Sotelo, esquina Llamaquique, una edificación entre medianeras sin ningún patio cerrado, con montacargas que desembocaban directamente en la cocina, y en la que cada propietario ejecutó todas las reformas que quiso. La vivienda más económica costó, en 1957, un millón de pesetas. Diseñó también la torre de 75 metros de la Caja de Ahorros, en la calle Aureliano San Román, el edificio más alto de la ciudad.

«Ninguno de los dos tiene calle en Oviedo», señala Llames.