Sea con el motivo que fuere, las galas televisadas y televisivas en EE UU siempre son un homenaje al entretenimiento, aunque dicen que la de los «Globos de oro» fue comedida por respeto a la tragedia de Haití. Pero sí, los americanos (los norteamericanos) van a la cabeza del show porque inventaron el show (aunque no este «Show»). Y ésa es la gran asignatura pendiente en España: no damos una con ninguna gala. Las de los «Goya» tienen como única utilidad la discusión que se crea entre unos y otros para dilucidar si fue mala o fue peor; si fue larga, muy larga, plúmbea, muy pesada o, simplemente, insoportable. Lo cierto, y muy cierto, por cierto, es que en esto de galas televisadas y televisivas no damos una a derechas (ni a izquierdas). Quizá, porque los directores de este tipo de galas quieren imitar las estadounidenses a la vez que pretenden conservar el sabor añejo de las cosas españolas. Hay que mejorar este aspecto en los «Goya», los Premios de la Música y demás eventos. Porque una buena gala mejora el galardón.