Oviedo,

Elena FERNÁNDEZ-PELLO

En los dos años que lleva mirándonos desde el otro lado de la pantalla Luján Argüelles ha ido deslizándose por la parrilla televisiva hasta colocarse en el apetecible horario de sobremesa. Lo ha conseguido con el programa que mañana estrena en Cuatro, a las 16.15 horas, y en el que, si hay que hacer caso al título, manda mucho. «Lo que diga la rubia» se llama, y la rubia es la presentadora asturiana. «No mando nada, sólo soy una presentadora», dice riéndose. Opinar, opina, reconoce, «pero es el equipo de guionistas el que decide».

«Lo que diga la rubia», explica, «no es exactamente un magazine porque hay mucho "sketch", mucho humor, hay temática política, social y también corazón». Luján Argüelles se enfrenta con muchos nervios -lo admite abiertamente- a un nuevo formato televisivo, nuevo para ella y nuevo para su cadena. Hasta ahora ha mostrado su habilidad para conducir un concurso con «Password», tampoco se le resiste el «reality», quedó claro en «Granjero busca esposa», y ahora debuta en un programa en directo, de humor, con entrevistas en plató -las primeras con Carlos Bardem y Raquel Sánchez Silva-, en el que repasará diariamente lo más actual y lo más «cachondo» de la prensa y, por supuesto, lo último del corazón. ¿Una opción intermedia entre «Sálvame» y «Sé lo que hicisteis»? Luján Argüelles responde: «Trataremos de que el espectador lo pase muy bien, sin meter el dedo en el ojo a nadie porque sí. «Sé lo que hicisteis» lleva una carga de ironía terrible, a mí me encanta, pero tampoco hacemos eso. Sí, hablamos de corazón. ¿Por qué no?».

En los dos años que lleva en televisión dice haber visto de todo. «Un señor jubilado se nos coló en la grabación, un gato en el plató, los granjeros me contaban sus intimidades... Yo me lo paso muy bien. En televisión hay que disfrutar o al menos sentir algo, no puedes permanecer indiferente», cuenta.

La carrera de Luján Argüelles está construida a partir de una vocación radiofónica que aún se trasluce en su conversación. «En la radio aprendí la profesión, es el pico y la pala del periodismo, los equipos son muy pequeños y tenemos que hacer de todo. En la radio aprendí el oficio de comunicar», sostiene. Y a partir de ahí, no hay estrategias, sólo mucho trabajo: «No te paras a pensar. Vas haciendo todo lo que te ofrecen. Yo nunca he tenido la suerte de poder seleccionar. En radio salían cosas atractivas y las iba haciendo». «He trabajado mucho tiempo, mucho, y en muchas cosas; y me gusta», afirma.

Cuando alguien le habla de su éxito en televisión, se alarma. «Está por demostrar. ¿Funcionar? Me gustaría decir que he funcionado dentro de ocho años. ¿Que qué tengo yo? He tenido suerte», dice, aunque finalmente se anima a dar una receta para resultar convincente en pantalla: «Hay que ser natural, estar seguro y defender lo que haces».

De la sobremesa le gustaría ascender a las mañanas, no lo oculta pero pensar en competir con Ana Rosa Quintana, Susana Grisso o Mariló Montero intimida. «Hasta llegar ahí supongo que me quedan muchos éxitos y muchos fracasos», comenta. Es lo que más le gustaría, dice, porque «reúne todo lo que hacía en la radio» y, dejándose llevar, añade: «Llegar a eso en televisión y que te vaya como a ellas... ¡Eso es rozar el cielo!».