Oviedo, E. G.

«Curar no es sólo engordar, es posibilitar la vida». Conclusión del médico internista Ángel Álvarez (León, 1958), quien hoy presenta en la librería Cervantes, en Oviedo, su libro «La anorexia nerviosa. Una enfermedad psicosomática».

Ángel Álvarez lleva al papel impreso su experiencia profesional de 15 años (1990-2004) en el Hospital de Jarrio, en Coaña, y explica 48 casos que en su mayoría tienen la singularidad de que se producen en entornos rurales o semirrurales, rompiendo con una de las leyendas de la anorexia: ésa que dice que se trata de un trastorno que afecta a poblaciones urbanas.

Pero hay más mentiras o medias verdades en torno a la anorexia. Una de ellas, que es una enfermedad actual, de moda. «No es cierto. La anorexia ha existido siempre». Lo cierto es que Galeno (129-200) ya cita expresamente el término anorexia. Y también describe la bulimia. «Hablar a los anoréxicos de enfermedad de moda hace mucho daño», asegura Álvarez, quien actualmente ejerce en el Centro Médico de Asturias.

Otra leyenda que no se sostiene con las estadísticas en la mano: enfermos provenientes de familias desestructuradas: «Más del 70% de los pacientes cuyos casos son estudiados en el libro no mencionan ningún conflicto familiar. De esos 48 enfermos, en su inmensa mayoría mujeres, tan sólo cuatro de ellas tenían algún familiar cercano con problemas de anorexia. «La familia, los padres sobre todo, no deben culpabilizarse. Muchos llegan a la consulta preguntándose en qué han fallado. Y la realidad nos demuestra que no hace falta un fallo familiar para que se produzca un caso de anorexia».

Otra mentira a desmontar: las anoréxicas no se curan nunca del todo. «Los médicos hablamos de la transanorexia, que es un estado de alerta posterior a la enfermedad, pero un 75 por ciento de los casos tratados acaba en curación. Es posible que a mucha gente la enfermedad la deje tocada, pero funcionan en la vida, dejan de aislarse, pierden la desconfianza hacia los demás, son capaces de pensar en nuevos proyectos».

Cuarta leyenda ajena a la realidad: la anorexia se cura, sobre todo al principio, con mano dura. Si no quieres taza, taza y media. «No es verdad», asegura el doctor Álvarez. Está demostrado que la fuerza puede poco, lo que sirve es una persuasión suave. De la misma forma que está demostrado que la anorexia difícilmente puede tratarse sólo con psicoterapia, o sólo con pastillas.

Para el autor del libro, la experiencia con los 48 enfermos a lo largo de quince años (pacientes de Valdés y Navia, pero también de la mayoría de los pequeños municipios del Occidente) ha sido «enriquecedora». «Cuando sintonizas con los enfermos te das cuenta de que son personas con una gran riqueza interior y con grandes valores». Lo que sirve para acabar con el sambenito popular de que los anoréxicos son jóvenes con poca cabeza. «Hay en ellos una tendencia al perfeccionismo y son capaces de unos sacrificios inmensos. Buscan la perfección y encuentran la infelicidad. Esto no tiene nada que ver con las modelos de las pasarelas ni con una enfermedad frívola».