Oviedo, J. B.

John Cobra retrató su estilo agresivo. Tras acabar su actuación el lunes en TVE, se dirigió hacia Anne Igartiburu y comenzó a soltar sus cosas con su corrosiva lengua: «¡Comerme la polla!», dijo al respetable. Aunque, observando el vídeo detenidamente, ya se le veían tocamientos inferiores mientras transcurría su viaje al plató central. Es decir, John Cobra, que ya había pasado por «El diario de Patricia» (Antena 3) contando su vida con su compañera (o la compañera contando la vida del Cobra) ya fue objeto de discusión en las votaciones previas (antes de llegar a la final), porque se le tenía por un personaje de comportamientos poco decorosos, como mínimo. Sin embargo, Cobra, que finalmente fue el gran protagonista de la gala de selección del representante en Eurovisión con sus groserías y gestos de entrepierna, hizo que naciera una nueva heroína. La presentadora, sin abandonar su corte «pijo» (dicho ello como alabanza, para distinguirla, a su favor, del niñato o niñata bobo) frenó al chico malo de la fiesta con tal elegancia que quedó en vacile fino: «Aquí tienes esto, pa' quien lo quiera», proseguía Cobra en su enfrentamiento con el público que lo abucheaba. Anne mantenía el tipo: «John, cariño...», pero John seguía cabreado y haciendo gestos que apuntaban, todos, a su entrepierna, hasta que culminó con un «me suda la polla»; e Igartiburu, grande Igartiburu, sin inmutarse zanjó: «John, cariño, eso no se dice, y menos en una televisión pública». La Igartiburu mantenía así la calma de la fiera; con esa sobriedad del «pijismo» bien entendido, tanto que las redes sociales ya crearon «circuitos» con las formas tranquilizadoras de Anne. En Facebook, «Anne Igartiburu tranquilizando a John Cobra llamándole cariño», con unos 3.000 fieles, informa la agencia «Europa Press». Lo cierto es que el lío del Cobra dio para que se hablara de una gala que iba normalita. Así, consiguió 2, 6 millones de espectadores (15% de cuota de pantalla). También consiguió que casi nadie hablara del ganador, que triunfó con su pose retro. Esta nueva voz y su traje bien podrían haber sido Nino Bravo, Juan Bau o, ya en el festival, Raphael y Julio Iglesias con «Gwendolyne». El caso es que ganó Daniel Diges, que será el que representará a España en Oslo, con «Algo pequeñito». Es una especie de vals, con coreografía de vals. Sólo hay que echar la mirada atrás en el tiempo y revisar la representación de José Vélez, que llevaba un vals «jotero» y a la francesa: «Bailemos un vals». José Vélez «valseó» a su manera en el año 1978. ¡Ya hubo tiempo para tres cambios climáticos!». Y otra Eurovisión.