l Fernando Las Heras, catedrático de Teoría de la Señal y Comunicaciones.

«Una ley de Ciencia se hacía necesaria, pero ésta es fundamentalmente una ley de recursos humanos. Creo que está desequilibrada: detalla mucho los aspectos relativos a la selección del personal investigador y pasa de puntillas sobre los mecanismos de financiación y sobre una de las grandes debilidades históricas de la ciencia española: ¿cómo involucrar más al capital privado? Además, una pata de esos recursos humanos tiene un componente docente que se solapa con la gestión del Ministerio de Educación y Ciencia; de hecho, supondría modificaciones sustanciales de la LOU. Y luego establece vías paralelas de acceso a los cuerpos docentes universitarios para profesionales no docentes que causan cierta preocupación.

»Como aspectos favorables, aborda cuestiones interesantes, como la propiedad intelectual y en general la transferencia del conocimiento, así como la difusión científica y tecnológica, pero siempre con excesiva superficialidad».

l Amador Menéndez Velázquez, químico asturiano, investigador visitante en el Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT).

«Aunque no estoy del todo al corriente, creo que en líneas generales mejorará un poco las condiciones laborales de los jóvenes investigadores (al sustituir algunas becas por contratos), lo cual es bueno. Pero no creo que sea una ley para luchar por la excelencia científica. No se trata de invertir más, sino de distribuirlo mejor.

»Mientras no se evite la tendencia al funcionariado y la endogamia, no podemos ser competitivos. Tenemos el ejemplo del MIT. Tras seis meses de prueba, a más de la mitad no se les renueva el contrato. Eso te obliga realmente a ser creativo y dar lo mejor de ti mismo. Al mismo tiempo, un americano juega en igualdad de condiciones que un japonés o un europeo. No se le favorece mientras no sea por criterios estrictamente científicos».

l Sergio Guadarrama, investigador del Centro Europeo de Soft Computing.

«Veo cosas positivas. El espíritu me parece bueno, otra cosa es cómo se desarrolle. La intención de que haya una carrera investigadora que esté clara y que los investigadores no vivan en la incertidumbre y puedan tener estabilidad laboral es muy importante. Es digno de aplauso que se intente involucrar más a las mujeres en la investigación. Si para encontrar un gran investigador necesitamos cien y encima descartamos a las mujeres, tenemos un hándicap muy importante».

l Felipe Pétriz, secretario de Estado de Investigación.

«Los científicos que terminen su carrera no acabarán siendo funcionarios, ya que en el articulado de la ley se contempla la movilidad y la libre circulación de los investigadores. Uno de los valores de la normativa pasa por impulsar la movilidad en el sector. La carrera científica estará socialmente reconocida y será predecible. El modelo se ha modificado para atraer y retener talento».

l Gabriel Elorriaga, portavoz del Partido Popular en la Comisión de Ciencia e Innovación del Congreso.

«El nuevo modelo no favorece, sino que disuade de la movilidad, ya que está orientado para ingresar en los Organismos Públicos de Investigación (Opis). A la carrera profesional se le da un corte funcionarial. Muchas comunidades autónomas ya han transformado las becas de investigación predoctoral en contratos laborales sin reducir los derechos de los trabajadores, con lo que para regular este aspecto la ley no era necesaria».

«En el MIT, tras seis meses de prueba, a la mitad no se le renueva el contrato»

Amador Menéndez

Químico, investiga en EE UU

«Es importante la intención de que los científicos no vivan en la incertidumbre»

Sergio Guadarrama

Investigador de Soft Computing