Ciudad del Vaticano,

Juan LARA

Un nuevo escándalo de pederastia salpicó ayer a Benedicto XVI, acusado por un diario de EE UU de encubrir a un sacerdote que abusó de 200 niños sordos, lo que desmintió categóricamente el Vaticano, que denunció una «innoble campaña» para golpear a cualquier coste al Papa. Según publicaba ayer el «New York Times», el Papa, cuando era el cardenal Joseph Ratzinger, prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y el actual secretario de Estado, Tarcisio Bertone, encubrieron al sacerdote estadounidense Lawrence C. Murphy, acusado de abusar sexualmente de unos 200 menores entre 1950 y 1970 en una escuela para niños sordos del estado de Wisconsin.

El diario estadounidense escribe que, a pesar de las repetidas denuncias de obispos de Wisconsin y de las misivas enviadas por el arzobispo de Milwaukee Rembert G. Weakland en 1996, la congregación que dirigía Ratzinger no respondió a las cartas y que de la correspondencia se desprende que lo único que importaba era proteger a la Iglesia del escándalo.

Después de ocho meses, Bertone, que en la época era el segundo responsable del dicasterio vaticano, ordenó iniciar un juicio canónico secreto que podría haber terminado con la expulsión de Murphy del sacerdocio. Sin embargo, después paró el proceso, una vez que Murphy escribió personalmente a Ratzinger diciéndole que se había arrepentido, que estaba enfermo y que sólo quería vivir con «dignidad» el sacerdocio en el tiempo de vida que le quedaba. Murió cuatro meses después. Murphy, según el diario, nunca fue juzgado o sancionado por la Iglesia, e incluso la Policía y los fiscales hicieron caso omiso de las declaraciones de las víctimas.

El portavoz vaticano, Federico Lombardi, explicó que el cura no fue castigado, ya que cuando el Vaticano conoció el caso habían pasado 20 años y estaba muy enfermo. Lombardi reconoció el «terrible sufrimiento de las víctimas» y aseguró que Murphy «violó la ley y, lo que es más importante, la confianza que sus víctimas habían puesto en él». Asimismo, señaló que las normas de la Iglesia no impiden denunciar los abusos contra menores a las autoridades civiles.

En defensa del Papa salió el diario vaticano, «L'Osservatore Romano», que aseguró que los informes sobre la conducta del cura fueron enviados por el entonces arzobispo de Milwaukee, Rembert Weakland, que también se vio envuelto en un escándalo sexual, en 1996 a la Congregación para la Doctrina de la Fe y que sólo se referían a la violación del sacramento de la penitencia.

El vespertino agrega que sobre el caso Murphy «no ha habido ocultación» y ello se puede ver en la documentación del diario estadounidense, que incluye un carta del cura a Ratzinger en 1998 pidiendo que se interrumpiera su proceso debido a su grave salud. Ratzinger respondió, según el diario vaticano, pidiendo al arzobispo de Milwaukee que pusiera en marcha todas las acciones pastorales para lograr la reparación del escándalo.

También ayer cuatro víctimas estadounidenses de abusos sexuales protestaron ante la Embajada del Vaticano en los Estados Unidos y exigieron que se acabe con el «secretismo» y se expulse de la Iglesia a todos los «curas depredadores».

Este caso se une a los centenares denunciados en Irlanda, Alemania, Holanda, Austria, Canadá y Australia.