Gijón, J. C. GEA

Los vertidos industriales en el entorno del río Santiago, en El Salto (Jalisco, México), están en el origen de un deterioro ambiental y sanitario que ha disparado respuestas y movilizaciones por parte de la sociedad civil de la zona. Una de ellas habla, desde ayer, de ese problema y de algunos otros asuntos de más amplio espectro en la sala Plataforma 1 de Laboral a través de un interlocutor extraordinario, entre el artefacto y el ser vivo: el «robot biotecnológico» en torno al cual gira «Plantas nómadas», proyecto del artista mexicano Gilberto Esparza (Aguascalientes, 1975) coproducido por el Centro de Arte y Creación Industrial asturiano y el Centro Párraga de Murcia.

El título contiene en este caso la descripción exacta del proyecto. Según su autor, «la planta nómada en sí es un ecosistema contenido en un robot biotecnológico conformado por plantas y microorganismos viviendo simbióticamente en el cuerpo de una máquina». Más concretamente, un «cyborg» compuesto de un cuerpo mecánico con diez patas articuladas que transporta varias plantas y que se mueve y orienta mediante un sistema basado en ultrasonidos y un sistema electrónico que le permite «aprender» las rutas más convenientes para realizar la función para la que ha sido concebido: llegar hasta la ribera del río contaminado y alimentarse, literalmente, de sus aguas. Una vez absorbida, el agua es procesada por unas «células de combustión» donde se alojan unas bacterias que la descomponen, transformando las sustancias contaminantes en la energía de la que se nutre el robot, y reciclando el agua purificada para la nutrición de las plantas.

El proyecto surgió como reflexión crítica en el contexto de una investigación sobre energías alternativas y problemas medioambientales en los ríos de México. Según la directora de Laboral, Rosina Gómez-Baeza, un buen ejemplo del modo en que «los artistas pueden aportar respuestas a problemas actuales, como el de la sostenibilidad o la gestión del territorio, desde sus poéticas y sus miradas singulares». También es prueba de una simbiosis de otro nivel que la que sustenta el «ciclo vital» del robot: la que vincula arte y ciencia. En este caso, el intercambio ha implicado a especialistas en diseño estructural, programación electrónica, ingeniería mecánica e ingeniería ambiental, como el español Carlos Godínez, con quien Gilberto Esparza contactó vía internet para desarrollar las «células de combustión» que centralizan los procesos de su robot.

Pero «Plantas nómadas» no aspira a ser un prototipo, sino una reflexión desde el arte acerca del modo en que la misma tecnología que deteriora el equilibrio de los ecosistemas puede «revertir» esos fenómenos aprendiendo «del conocimiento que las demás especies han acumulado a lo largo de millones de años». De modo muy afín, y con materiales muy similares a los que la gijonesa Alicia Jiménez ha empleado hace sólo unos días sobre el mismo suelo en la instalación «En barbecho», el mexicano propone un modelo de «proceso vital que no obedece al condicionamiento de la estructura de producción de capital». Y que, visto desde una lógica capitalista, aparece como subversivo.

Más allá de todo esto, en su lectura más profunda, «Plantas nómadas» se presenta como «una metáfora de la condición humana alienada y del impacto que genera su actividad en la naturaleza», tan «ambigua» como «la fuerza que detenta la tecnología». De ahí, quizá, la disparidad de interpretaciones que suscitó ayer: mientras que para Rosina Gómez-Baeza es «un canto a la vida» no exento de «belleza escultórica», un ejemplo de «cómo buscarse la vida con las herramientas de que uno dispone», para el comisario jefe del centro, Benjamin Weil, habla «desde una perspectiva no tan optimista sobre la domesticación del medio».

La instalación, que viajará posteriormente al Centro Párraga y a México, se complementa con un documental sobre el proceso de producción de «Plantas nómadas», un audiovisual sobre el entorno fluvial de El Salto, fotografías y un blog (www.plantasnomadas.blogspot.com). Además, ha dado lugar a un taller de electrónica experimental que impartirá hoy el propio Gilberto Esparza.