Hace un año que Corín Tellado se ha ido. Pero nunca las personas que queremos se van del todo porque siguen presentes en nuestro recuerdo. Además, Corín vive en cada uno de sus múltiples personajes de ficción. Mujeres y hombres que han protagonizado las casi cinco mil novelas que escribió. Novelas denostadas por algunos que las calificaron como literatura de consolación. Sin embargo otros pensamos que los relatos de Corín ayudaron a quienes se acercaron a ellos a evadirse de una realidad mediocre y aburrida y, sobre todo, fueron el acicate, el punto de partida para que muchas personas se aficionaran a esa hermosa y enriquecedora actividad que es la lectura. También contribuyó, con sus novelas, a despertar la inquietud creadora de algunos de sus lectores, como reconoció el escritor Cabrera Infante, que ha asegurado que se dedicó a escribir debido a la influencia de la Tellado. Él trabajaba de corrector de pruebas en la revista de La Habana «Vanidades», donde la escritora publicaba dos novelas por mes. Cabrera Infante afirmaba que eternamente le estaría agradecido.

Siempre pensé que Corín era una mujer fuerte y valiente. Su trayectoria vital así lo demostraba, pero tuve la oportunidad de comprobarlo. Fue en el verano de 2001. Sabía que su salud era delicada, pero deseaba tanto que participara en el seminario que sobre Literatura escrita por Mujeres organizábamos en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander que no dudé en llamarla.

-¿Qué día de la semana quieres que esté en Santander? -me dijo.

-El jueves -contesté.

-Perfecto. Si es el jueves, puedo asistir, porque los lunes, miércoles y viernes tengo diálisis y no me quedan fuerzas para más.

Fue a Santander. Y dijo hacerlo por amistad, lo que la ennoblecía aún más. Nunca olvidaré su gesto ni su extraordinaria participación en el seminario. La mayoría de los ochenta asistentes al curso esperaba con gran ilusión la presencia de la escritora asturiana, aunque ciertamente había una minoría un tanto indiferente pero que a los diez minutos de escucharla ya se habían olvidado de sus recelos hacia ella. Recuerdo que uno pidió permiso para ausentarse con el fin de localizar una novela de la Tellado a fin de recoger en ella su dedicatoria.

Resultó una tarde inolvidable. Una tarde en la que Corín Tellado nos impresionó a todos por su fuerte personalidad.

Hace un año que se ha ido y la recuerdo con cariño y admiración como a buen seguro harán quienes la conocieron y leyeron.