Estreno. Noche del viernes. Cuatro. «Soy adicto». Diez personas adictas a la heroína, la cocaína, el alcohol o el cannabis se encierran en una casa para superar sus toxicomanías con la ayuda de médicos y de psicólogos. Confesiones íntimas. Explosiones de emocionalidad. Llantos incontenibles. Entrevistas a novias, madres, hermanos. Dosis de sinceridad descarnada por todas partes que resultan al mismo tiempo convincentes pero previsibles. Dónde he oído yo todo esto antes. Qué duda cabe de que están diciendo la verdad en su actuación ante las cámaras. Qué duda cabe de que se trata de una actuación ante las cámaras por mucho que estén diciendo la verdad.

La tesis de hoy es que los realities intimistas son una subvariante de la pornografía. O que la pornografía es una subvariante de los realities intimistas. Ambos pretenden mostrar una realidad oculta, pretenden desvelar un tabú mostrando ante un operario que sostiene una cámara una autenticidad secreta de muchísimo atractivo para el espectador. Pero ambos muestran una parodia de lo que intentan sacar a la luz, una caricatura deformada del sexo y de las emociones para ajustarlos a las características mediáticas del vehículo audiovisual y de las reacciones que pretenden provocar. Y ambos actúan como modelos de estas intimidades histriónicas ante los espectadores, consiguiendo que éstos en su vida real terminen formateando sus vivencias según estos estilos afectados e interpretados de cara a un objetivo y un foco de iluminación.

La irrupción de la pornografía gratuita en los hogares a través de internet está cambiando las expectativas, las prácticas y las vivencias de las relaciones sexuales en Occidente. También la irrupción de la intimidad problematizada en los hogares a través de los realities intimistas está cambiando la construcción de las emociones y sus laberintos narcisistas. La psicoterapia como espectáculo («Hermano mayor», «Generación Ni-Ni», ahora «Soy adicto») ha llegado para quedarse en nuestro mundo televisivo. Puestos a elegir entre caricaturas, prefiero el porno.