Oviedo homenajea este fin de semana al campo con la feria de La Ascensión. Hoy y mañana son dos días apropiados para dejarse caer por la capital asturiana y pasear por su calles, completamente entregadas a la fiesta. Hay para todos los gustos. En la explanada de Renfe se instala la exposición de ganado, que se completa con deportes tradicionales; por los barrios desfilarán durante todo el día grupos de gaitas y bailes; mientras que en el casco antiguo -plazas de la Catedral y Porlier- abre hoy y mañana un Mercau Astur. Eso sin olvidar el desfile, a partir de las seis de esta tarde, y las actuaciones musicales: mañana, a las 20 horas, en el auditorio, Manolo Escobar. Y la fiesta sigue el día 25, con el Martes de Campo.

Lo dicho. La Ascensión es una buena excusa para acercarse hasta Oviedo. Pero hecha la visita, y puestos a huir de aglomeraciones, una opción es escaparse hasta Las Caldas o Caces, dos pequeños núcleos a tiro de piedra del centro ovetense, en los que se puede disfrutar del sol y de cierta tranquilidad mientras se toma el vermú o se come en alguna de sus sidrerías. Con un poco más de tiempo, para comer también merece la pena escaparse hasta Pedroveya (unos tres cuartos de hora; desde Soto de Ribera, por la N-630 hay que coger un desvío por una carretera local). En este pueblo la tranquilidad está asegurada, aunque no tanto el comer si no se reserva en su restaurante, con un contundente menú de platos asturianos. No faltan las berzas, el arroz con leche, las fabas... Se puede comer al aire libre, entre hórreos y casas asturianas.

Y ya puestos, para bajar la comida, que no falte una caminata. Los que estén más en forma pueden atreverse con el desfiladero de Las Xanas, poco más de tres horas hasta Santo Adriano, en pleno valles del Trubia, territorio de los famosos osos «Paca», «Tola» y «Furaco». La ventaja de hacer la ruta desde Pedroveya es que es cuesta abajo y no hay que subir, siempre y cuando se cuente con transporte al final de la misma.