Oviedo, Pablo GALLEGO

Maximiano Valdés dirige, hoy en Gijón y mañana en Oviedo, sus últimos conciertos como director titular de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA). Y a la hora de describir su paso por el Principado, músicos, políticos y representantes de la cultura en Asturias coinciden en el mismo adjetivo: el maestro Valdés ha sido «fundamental» para explicar lo que la OSPA es hoy.

En los 16 años que ha durado su estancia en Asturias, la relación del maestro chileno con la Ópera de Oviedo ha sido constante. No sólo a nivel profesional, sino a través de la amistad que le une con el presidente de la fundación que gestiona el ciclo lírico, Jaime Martínez. «El maestro Valdés deja una labor magnífica», señala, «y su trabajo con la orquesta ha contribuido al prestigio de nuestra Temporada de Ópera».

«No puedo ocultar mi admiración hacia una persona excepcional», continúa Martínez, que rememora la dos cenas de Nochebuena que Valdés pasó en su casa, o cómo alguna de sus hijas cuidaba «de su gato, cuando Max y su mujer estaban de viaje». La labor profesional del, hasta mañana, director de la OSPA, con un pie a cada lado del Atlántico, no mermó su implicación con la docencia musical en Asturias, como subraya el director del Conservatorio Superior, Alberto Veintimilla. «Compartí con él asistencias a la orquesta -Veintimilla es clarinetista- y tribunales académicos», señala; «ha sabido imprimir un carácter propio a la orquesta, al conseguir que la OSPA se sienta de Asturias», destaca.

Durante estos años, la Sinfónica del Principado no sólo ha tocado en Oviedo, en su sede del auditorio Príncipe Felipe. También lo ha hecho en otros concejos, con una fuerte presencia -a lo largo de sus temporadas de abono- en Avilés y Gijón. Oliver Díaz, director de la Sinfónica gijonesa, destaca la «estabilidad» que Valdés ha aportado a la OSPA. «Cuando Max llegó a Asturias había músicos de gran calidad, pero hacía falta crear orquesta», afirma Díaz, que dirigirá a la OSPA, el próximo 21 de junio, en el concierto del «Día europeo de la música». Díaz destaca también cómo Valdés ha mostrado siempre «mucha mano izquierda para tratar ciertos temas, pero al mismo tiempo ha sido inflexible en asuntos en los que el director tiene que mantener su postura», afirma. «Con su trabajo ha construido una formación que responde magníficamente bien», añade Díaz. El director del teatro avilesino Palacio Valdés, Antonio Ripoll, hace a Valdés responsable de la «cohesión» que hoy muestra la orquesta. «Le ha dado una personalidad propia y ha marcado un antes y un después», señala.

Jaime Álvarez-Buylla, presidente de la Sociedad Filarmónica de Oviedo, recordará siempre la «batuta serena» de Valdés -un «artista de penetrante sensibilidad»- al frente de la Sinfónica. «Él fue el auténtico creador de la OSPA, al coger el testigo de Muñiz Toca y llevar a la formación al éxito nacional e internacional», subraya Álvarez-Buylla.

Los viajes de la OSPA a México o China son dos de los logros de Valdés como gestor. En ese campo, la anterior gerente de la OSPA, Encarna Rodríguez -después fue consejera de Cultura y hoy dirige el Instituto Asturiano de Estadística-, destaca su lado «culto, divertido y ameno». «Los años que compartí con él responsabilidades en la OSPA han sido muy gratificantes y enriquecedores», afirma. «Max Valdés ha acercado al público asturiano a los compositores contemporáneos, asumiendo el riesgo que eso supone», añade Rodríguez, «y es, sin duda, uno de los principales protagonistas del auge de la actividad musical en Asturias de los últimos años».

Una época en la que, según la actual consejera de Cultura, Mercedes Álvarez, «la Sinfónica del Principado ha vivido, de su mano, su período más fecundo». Para la Consejera, Valdés trajo a Asturias «una visión más cosmopolita del papel de las orquestas», y a lo largo de sus años en la región «su implicación y entrega, no sólo con la orquesta sino también con el Principado, han sido esenciales en el devenir cultural de nuestra tierra».

Esa conexión con la «música de base» es uno de los valores que destaca José Esteban García Miranda, director del Coro de la Fundación Príncipe de Asturias, en el trabajo de Valdés durante los últimos 16 años. «Confió en nosotros desde el primer momento, y el crecimiento del coro en estos años de trabajo con él, desde Bach hasta la música del siglo XX, ha sido muy grande». Y sentencia: «El maestro Valdés ocupa ya un lugar en la historia de la música en Asturias».