Estocolmo, Efe

El escritor Mario Vargas Llosa vivió ayer nuevas emociones en el homenaje que le brindó el Instituto Cervantes de Estocolmo cuando escuchó a un grupo de niños suecos preguntarle -en español- qué había que hacer para llegar a ser premio Nobel de Literatura.

Vargas Llosa, que escuchó atento y siempre sonriendo mensajes como «nos hubiera gustado que nos dieses lecciones de español, pero sabemos que tienes muy poco tiempo», dijo sentirse «impresionado» al escuchar el «magnífico español» de los pequeños.

Como cada día desde que llegó a Estocolmo a recibir el Nobel, que le entregará el rey Carlos Gustavo de Suecia mañana, Vargas Llosa congrega a su paso a decenas de admiradores.

Ayer coincidió con la ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, y la directora del Cervantes, Carmen Caffarel. El escritor vivió el martes uno de los momentos más emocionantes al pronunciar un sentido discurso de agradecimiento de aceptación del Nobel que provocó las lágrimas no sólo de su familia y sus amigos, sino también de los académicos suecos.

«Emocionante». Esta palabra fue la que repitió una y otra vez Patricia, la esposa del laureado escritor, cuando se le preguntaba ayer qué sintió cuando su marido le dedicó la parte del discurso que más aplausos y lágrimas provocó ante el distinguido auditorio de la Academia sueca. «Nadie me cree, pero yo no había leído con anterioridad el discurso», dijo Patricia Vargas Llosa. «Siempre he leído las conferencias desde hace 45 años. La curiosidad me mata, pero me pidió muy especialmente que no lo leyera», relató la esposa de Vargas Llosa.

El discurso del Nobel no gustó en Bolivia, cuyo vicepresidente, Álvaro García Linera, llamó ayer «político fracasado» e «ignorante» al escritor y rechazó su afirmación de que Bolivia tiene una «seudodemocracia populista y payasa». El propio presidente Morales había calificado de «sospechosa» la elección de Vargas Llosa.