Oviedo, M. S. MARQUÉS

Las excavaciones arqueológicas que comenzarán en los próximos días marcan la nueva fase de obras en el Museo de Bellas Artes de Asturias. Estarán centradas en el edificio anexo al lado norte del palacio de Velarde, donde están ubicados el salón de actos y los servicios administrativos del museo. La Consejería de Cultura acaba de adjudicar la excavación, que se desarrollará en parte de la superficie de este solar, que tiene su acceso por la calle Santa Ana.

Los sondeos arqueológicos afectarán al actual salón de actos del museo, así como al vestíbulo y al taller de restauración, éste último situado en la parte trasera, junto al callejón de San Tirso. Las obras no interferirán en la zona de exposiciones, por lo que el museo permanecerá abierto al público con el horario habitual, aunque sí será necesario trasladar los servicios administrativos, parte de los cuales ya se ha instalado temporalmente en la calle Cimadevilla.

Las excavaciones serán dirigidas por el arqueólogo Rogelio Estrada, que ya se encargó de las realizadas en el solar de la calle de la Rúa, donde se localizaron vestigios de gran interés. Está previsto que esta nueva campaña se prolongue durante ocho meses, aunque las previsiones están siempre en función de lo que ofrezca el subsuelo.

La intervención prevé una primera fase en la que se abrirán dos trincheras longitudinales según su eje mayor, todo a lo largo del solar de Este a Oeste, a las que se unirán otras dos trincheras transversales de dos metros. En total, los sondeos afectarán a 127 metros cuadrados de una superficie total de unos 356.

Las investigaciones arqueológicas son del máximo interés por la situación del solar, localizado en el sector oriental de la primitiva manzana medieval que definía la calle Solazogue (actual San Antonio) por el Sur, la calleja de Transantirso al Oeste (actualmente cerrada por edificaciones), la antigua calle de la Platería, que hoy forma parte de la plaza de la Catedral, por el Norte, y la calle de Santa Ana, donde se abre la fachada principal del palacio de Velarde, al Este.

La citada parcela fue objeto de diversas ocupaciones a lo largo del siglo XX hasta que en 1980 la construcción, antiguo Colegio del Santo Ángel de la Guarda, fue añadida por completo a las instalaciones del Museo de Bellas Artes.

La manzana donde se ubica el Museo de Bellas Artes de Asturias es, por su situación en las inmediaciones de la Catedral y del lugar elegido por Alfonso II el Casto para construir los palacios e iglesias de la capital del Reino, un lugar estratégico. De la riqueza arqueológica de la zona han dado fe todas las excavaciones realizadas hasta ahora en las inmediaciones, incluyendo la Corrada del Obispo, el Tránsito de Santa Bárbara y el actual Museo Arqueológico.

Durante los trabajos realizados en el solar que ocupaban las casas de la calle la Rúa, los hallazgos dieron testimonio de la importancia arqueológica de la zona. Uno de los más importantes fue una fuente romana del siglo IV que puso de manifiesto la antigüedad de la ciudad de Oviedo, cuya fundación se establecía hasta entonces en el año 761.

Además de la fuente se localizó una pila bautismal paleocristiana fechada entre los siglos V y VI. La pieza, que debió de ser utilizada en su momento para el rito bautismal, está realizada en mármol blanco y tallada con sogueado y motivos vegetales. La presencia romana en lo que más tarde sería la sede regia asturiana la pone de manifiesto el hallazgo de una moneda romana de bronce de la época del emperador Tiberio (siglo I) a la que hay que sumar también un capitel del siglo III muy bien conservado.

En dicho solar también salió a la luz una necrópolis medieval vinculada a la trasera de la iglesia de San Tirso, que estaba formada por varias tumbas excavadas en la roca. Muy cerca se descubrió la existencia de un taller de azabache que debió de tener su protagonismo en el siglo XV.

Durante las obras realizadas en la planta baja del palacio arzobispal con el fin de situar allí el archivo, se encontró un aljibe de época romana que podría estar emparentado con la fuente de la calle la Rúa y el manantial que discurre por la zona. También en ese lugar se descubrieron restos pertenecientes a antiguos muros de lo que se cree pudo ser un palacio de época de la Monarquía asturiana.