Soprano, copresentadora de la gala lírica del Campoamor

Oviedo, Javier NEIRA

La soprano Sabina Puértolas copresentará mañana, en Oviedo, la gala de entrega de los premios líricos «Teatro Campoamor».

-¿Cómo se ve en el papel de presentadora?

-Somos tres presentadores. Luis Varela, que hace de gerente del teatro; María José Suárez, que hace de limpiadora del teatro, una asturiana echada p'alante, y yo, de navarrica pija que le han dado el trabajo de limpiadora pero no sabe nada de eso. Salimos con aspiradoras y todo. El guión es de Emilio Sagi, está muy bien. En la segunda parte de la gala, ya centrada en la entrega de premios, salimos vestidas muy guapas.

-¿Cantará?

-Sí, voy a cantar una aria de ópera, pero es una sorpresa. María José ofrecerá una aria de zarzuela. Y juntas, tres dúos con la barcarola de «Los cuentos de Hoffmann», de Offenbach. ¡Ah!, y «Titania» y «La tarántula». Cantan también algunos galardonados, incluso dentro de la trama. Otros, no, cantan al margen. Y otros cantan en la segunda parte mientras se dan los premios. Todo muy divertido.

-¿Cuándo le van a dar el premio a usted?

-No lo sé, qué quiere que le diga. Tengo mi agenda llena y eso me llena.

-Y la hace viajar.

-Sí. Vendrá mi marido a buscarme y al terminar la gala vamos en coche hasta Madrid, y al día siguiente, a Milán, donde, el sábado por la tarde, tengo ensayo de «Justino», de Vivaldi. Y después, conciertos en Viena. Llegué a Oviedo desde Valladolid, de hacer «La coronación de Poppea» y a Valladolid, desde Jerez, de hacer «Rigoletto». Mis neuronas están a tope.

-«La coronación de Poppea» aquí causó sensación...

-Sí y en Valladolid también.

-También cantó en el Campoamor, en la pasada primavera, «La del manojo de rosas».

-Con una escena de Sagi magnífica. Una calle madrileña impresionante. En la gala Sagi también va a ofrecer unas cosas increíbles.

-Y en crisis...

-Vivimos unos tiempos difíciles para todo y también para la ópera. Pediría, eso sí, un poco más de apoyo. Es necesario que en España se apoye más a los cantantes españoles. En el extranjero sí apoyan a los suyos, pero nosotros tenemos que irnos fuera. No me quejo personalmente, porque trabajo. «Justino», en París y Viena, después una gira por Ámsterdam, Róterdam y otras ciudades; voy a hacer «La Traviata» en Lieja y, a continuación, en Viena, «El retorno de Ulises», ¡y soy extranjera! Demandaría que dieran más oportunidades a los españoles aquí, en España, en el Real, en el Liceo, en Bilbao, en Sevilla...

-El Liceo cierra dos meses.

-... Pero no definitivamente. Si vas a Italia o a EE UU sí ves cómo cierran definitivamente. El Liceo está haciendo un esfuerzo para acomodarse a los nuevos tiempos. Por ahí cierran con orquesta y coro estables y cuerpo de baile. En Hispanoamérica no es igual, venían de una crisis y ahora, como países emergentes, están mejor que nosotros. Además, nos habíamos acostumbrado a hacer cosas muy caras, pagando mucho dinero. Hay que aguzar el ingenio y espabilar mucho para hacer frente a la crisis.

-Aquí se aguza bastante.

-Siempre estoy encantada de venir a Oviedo. Me recuerda a Bilbao, el centro es muy parecido, el centro de compras y cómo se come en las dos ciudades. En el Campoamor se trabaja muy bien, con los técnicos, con la sastrería. Estudié con Bergonzi, uno de los cantantes más grandes y recordaba sus actuaciones en la ópera de Oviedo. Y en Bilbao. Aquí hay mucha afición.

-¿Bergonzi es el mejor tenor?

-El mejor verdiano. Supo trabajar una voz que quizá no fuese lo suficientemente bonita y quizá algo corta. Llegó a lograr cosas que te hacían olvidar todo. Trabajaba muchísimo, no tenía agudos, pero llegaba a base de trabajo.