Oviedo, Marcos PALICIO

En lo más enconado de la huelga sanitaria, la foto de un médico con el culo al aire puede dar pie a muchas interpretaciones. Pero esto es un calendario de estudiantes de cuarto de Medicina para pagarse el viaje de «Paso del Ecuador». Se han desnudado para conseguir dinero, insinuando sin enseñar, en el fruto de una iniciativa más creativa que reivindicativa que los revolucionarios del grupo, sí, quisieron utilizar para desbocar su deseo de manifestación. Admiten que hubo quien aprovechó el momento para añadir al desnudo la lectura de que los profesionales de lo suyo piensan que los recortes los están dejando en pelota, pero no se trataba sólo de eso. Pablo Suárez y Marta Escudero, modelos, fotógrafos y promotores de la idea autogestionada del «calentario sanitario», no excluyen que la publicación cobre, con la que está cayendo, una cierta vida propia rebelde, pero aclaran que el planteamiento de partida nació también con otras motivaciones. Se trataba, apunta Suárez, de dar la vuelta a la desprotección que puede sentir el paciente obligado a desnudarse en la consulta. «El médico ve al paciente con el culo al aire», asegura, así que tal vez eso se podía mirar desde el otro lado del espejo.

En la novena planta del edificio de la Facultad de Medicina, desafiando al mal fario de la sala de disección, 21 aspirantes a doctores dieron forma a la idea entre divertida y creativa de enseñarse sin enseñar, de componer trece escenas para 2013, una por mes y una más para la portada, donde el desnudo importa a veces menos que el juego de luces o la capacidad para llamar la atención sin caer en la vulgaridad. Lo hicieron todo ellos, de la imaginación a la fotografía, de la iluminación al escenario, y en el resultado no hay tela en absoluto, pero sí «una referencia médica o anatómica en prácticamente todas las imágenes». Se ve un cuerpo femenino cubierto por radiografías, una modelo que improvisa la posición del feto en un útero hecho de luz, un remedo del «Hombre de Vitrubio» de Leonardo da Vinci con una mano tapándose los genitales, pulmones, hígado y corazón proyectados sobre la superficie externa de un cuerpo desnudo... «De la tormenta de ideas salieron más de veinte y cuajaron estas trece», confirma Pablo Suárez, que se encargó de la fotografía, de la edición y la maquetación y que piensa que «tendrá buena acogida, porque insinúa, pero no hay nada explícito». Porque hay un esfuerzo creativo que complementa el desnudo y no vuelve la cara al matiz reivindicativo de los dos modelos que posaron de frente, sólo con gorros y mascarillas de quirófano y sosteniendo los emblemas del conflicto sanitario.

No es la primera vez que pasa, la moda del desnudo de calendario tiene una reciente trayectoria con ejemplos abundantes en colectivos diversos e incluso hubo en la misma facultad al menos dos experiencias previas similares, pero en Medicina la novedad consiste en su condición de completamente autogestionada, sin fotógrafo profesional, tirando solamente de la propia imaginación, de los contactos para buscar patrocinadores y de los conocimientos de algún aficionado a la fotografía.

El calendario -habrá una tirada inicial de quinientos- estará a la venta el lunes a diez euros en el vestíbulo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Oviedo. Hacerlo costó algo más de mil euros, así que «si sale bien» se avanza un cálculo interesante acerca de las esperanzas de recaudación. Sobre el destino del viaje habrá luego sus discusiones, pero de entrada suele partir con muchas posibilidades la Riviera Maya.