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Fallece a los 98 años la pintora Maruja Moutas, autora de una obra serena y lírica

Autodidacta pero con buenos maestros iniciales, con vínculos con la Escuela de Madrid, la artista asturiana se declaraba "una mujer libre"

Maruja Moutas, en su casa de Madrid, en una fotografía tomada en el año 2010. LNE

En el año 2010, la pintora Maruja Moutas Merás (Oviedo, 1916) declaraba a LA NUEVA ESPAÑA: "He tenido mucha libertad, y en una época en la que las mujeres tenían poca". Hija de José María Moutas Merás, diputado por Oviedo de la CEDA en las Cortes de la República, Maruja Moutas es autora de una obra de sensibilidad refinada, que evolucionó desde el expresionismo hacia un lirismo sereno. Moutas falleció el pasado 30 de junio en Madrid, ciudad en la que residía desde finales de la Guerra Civil.

"Es una pintora muy interesante, sobre todo en los temas fundamentales que trató: el bodegón, el paisaje y el retrato, aunque también abordó temas mitológicos. Con el tiempo, su pintura, en los inicios más expresionista, fue evolucionando hacia un mayor lirismo, haciéndose más depurada", declaró ayer a LA NUEVA ESPAÑA el director del Museo de Bellas Artes de Asturias, Alfonso Palacio.

El Museo le dedicó una exposición monográfica en 1983 y posee tres obras de la artista: un paisaje, un bodegón y un autorretrato. "Siempre hizo gala de un carácter autodidacta que derivó en una ingenuidad, yo creo que buscada por ella misma, y que se convirtió en una especie de identidad", añade Palacio.

El director del Museo la visitó en su casa madrileña entre los años 2002-2003, con motivo de la elaboración del catálogo razonado de la pintura del siglo XX de la institución. "Tenía una casa magnífica, llena de pinturas, guardo un grato recuerdo de aquel encuentro", añadió.

Maruja Moutas comenzó a dibujar muy pronto y a los 14 años inició sus estudios con Eugenio Tamayo en Oviedo, hasta el estallido de la Guerra Civil. Ya en Madrid, tras unos años en los que aparcó su actividad artística, en 1951 se matricula por libre en la Escuela Superior de Bellas Artes de San Fernando. Comienza a frecuentar el Café Gijón y a relacionarse con los integrantes de la Escuela de Madrid que lo frecuentan; allí conoce al dramaturgo Antonio Buero Vallejo, de quien fue novia. En 1953 pinta en el estudio de Pedro Mozos. Entre los años 1965 y 1967 acude a clases de grabado y esmalte en la Escuela de Artes y Oficios Artísticos de la capital española.

"Creo que soy una mujer que podría haber sido muchas cosas y que no fui ninguna porque me faltó base. Porque la educación que nos daban en aquellos tiempos estaba dirigida sólo a que te casaras; o sea, decían que el matrimonio era la carrera de la mujer, y yo, como no me casé, no cumplí los objetivos", declaraba a este diario.

Realiza su primera exposición individual en 1957 en la galería Abril de Madrid, y ese mismo año recibe el premio "Sésamo" de pintura. En Oviedo, su ciudad natal, expone por primera vez en 1964, en la galería Cristamol. La Consejería de Cultura de Asturias organizó en el año 2004 la exposición "Artistas asturianas 1937-1976", con obras de Blanca Meruéndano, Marixa, Berna, Mercedes Gómez-Morán, Rosario, Trinidad Fernández, Amparo Cores, Covadonga Romero, Pepa Osorio, Begoña Fernández y la citada Maruja Moutas.

Las cuatro últimas asistieron a la inauguración de la muestra en Oviedo y participaron en una mesa redonda. En el transcurso de la misma, el pintor Jaime Herrero, que había sido tertuliano joven en el Café Gijón con Maruja Moutas y el grupo de la Escuela de Madrid, se levantó y dijo: "Entonces se nos llenaba la boca diciendo cosas como que nuestros maestros eran Picasso, Bacon u otros que no conocíamos, y lo que realmente hacíamos cuando nos poníamos a pintar era tomar como modelos cuadros de Maruja o de otras. Gracias por este magisterio generacional y pido perdón por haber dicho tonterías. Mi generación de maestros, en realidad, eran maestras".

Las dos últimas exposiciones de Moutas en su ciudad natal fueron en la galería Guillermina Caicoya y en Dasto. Realizó cerca de cuarenta exposiciones individuales y una veintena de colectivas. Su obra está también en el Museo Reina Sofía de Madrid.

En el catálogo que se editó con motivo de la exposición de artistas asturianas, Maruja Moutas hablaba de su obra. "Me gustaría ser clásica, es lo más sereno y elegante que hay, pero no lo soy, porque estos tiempos no lo son tampoco". Y al reflexionar sobre los significados de su pintura, decía: "Simplemente ideo lo que me parece interesante desde un punto de vista plástico o estético, que casi viene a ser lo mismo".

Le gustaba crear una belleza luminosa: "El color y la luz es lo fundamental para construir los cuadros (...). En principio sólo me importaba la belleza, ahora lo que más me importa es la vida, la alegría de la vida".

El funeral se celebrará hoy, a las doce de la mañana, en el Corazón de María, en Oviedo.

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