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LA VIDA BUENA

Más allá de Venecia

El vuelo directo de Asturias a la capital del Véneto ofrece un sinfín de escapadas por la región y por la vecina del Friuli, además de por Eslovenia e Istria

Más allá de Venecia

La conexión aérea directa que tendrá Asturias en Navidad con Venecia no significa limitarse sólo a visitar la popular y siempre sugerente ciudad de los canales, sino que abre un amplio abanico de escapadas. Tan sólo hace falta alquilar un coche en el aeropuerto y echar a rodar por su entorno, lleno de atractivos rincones, con mucha historia y sabrosa gastronomía. Hay unos cuantos destinos que requieren, como mucho, un viaje de tres horas por carretera.

Véneto. Venecia es la capital de esta región, fronteriza con la del Friuli, donde se ubica la no menos atractiva ciudad de Trieste, última plaza italiana antes de entrar, hacia el sur, en Eslovenia y unos pocos kilómetros más allá, en Istria (Croacia). El Véneto reúne un gran número de interesantes ciudades ricas en patrimonio que visitar como Treviso, Verona, Padua o Vicenza; el litoral meridional del gran lago Garda (Sirmione, Peschiera); sin olvidar un recorrido por la riviera del río Brenta y las majestuosas villas donde se solazaba la nobleza veneciana.

Friuli-Venecia Julia. La I y II guerras mundiales marcan muchos de los itinerarios turísticos en el Friuli, con rutas guiadas por antiguas trincheras, memoriales y centros de interpretación. Uno de los más famosos está en Gorizia, una ciudad que tiene su réplica a pocos kilómetros, en Eslovenia, donde se levanta Nova Gorica, construida por los ciudadanos que se quedaron en territorio yugoeslavo cuando tras la contienda, a mediados del siglo XX, se dividió en dos. Al sur está la atractiva Trieste, con sus cafés, sus librerías, sus avenidas y edificios del XVIII y su evocador paseo marítimo que ha atraído a artistas y personajes de la realeza y la alta sociedad europea, a la par que fue el refugio de los italianos que tuvieron que exiliarse al finalizar la II Guerra Mundial desde las vecinas Istria y Dalmacia, al quedar en manos yugoeslavas. A media hora en coche se llega al palacio de Miramare, construido en el XIX por el archiduque Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota de Bélgica. Miramare está enclavado en un parque natural al que hay que pagar por entrar (la visita al castillo va aparte), aunque merece la pena para tomar el sol y refrescarse en alguna de las calas o darse un agradable paseo entre pinos. Al oeste del Friuli, cruzado de interminables carreteras llenas de cicloturistas que poco a poco se van adentrando en lagunas que anuncia la cercanía de Venecia, se encuentra Aquileia, antaño capital del histórico Patriarcado y con un interesante patrimonio en el que el mosaico del suelo de la basílica, originaria del siglo XI, se lleva todo el protagonismo con sus dibujos del Antiguo Testamento. Cerca, en la costa, se ubica Grado, una suerte de balneario, con un poso decadente y muy tranquilo.

Istria (Croacia). En coche, la península croata se alcanza en poco más de dos horas desde el aeropuerto veneciano y, con una más, se llega a Rovinj (el Rovigno italiano), el enclave más turístico junto con Pula en el sur y fácilmente reconocible por su silueta coronada con el campanario de la iglesia de Santa Eufemia. Pero hay mucho más en Istria, tanto en la costa (Porec y la basílica de San Eufrasio, que es Patrimonio de la Humanidad; Bale; la citada Pula y su anfiteatro romano; Novigrad, Umag), como en el interior: pueblos enclavados en elevadas colinas rodeadas de olivos y viñedos como Groznjam, Motovun o Pazim.

Eslovenia. Sin llegar hasta Croacia, otra posibilidad es quedarse en Pirano, coqueto enclave de trazado medieval, patria chica del compositor Tarttini y desde el cual se obtienen unas estupendas vistas a los Alpes Julianos y al golfo de Venecia, ciudad visible en la lejanía si no hay bruma, al igual que Trieste y el citado castillo de Miramare, o el literario Duino. En la costa también merecen una visita Izola o Koper (Capodistria), con una bonita plaza con edificios renacentistas y una placa dedicada en español a los Spanski borci, los combatientes antifascistas eslovenos, croatas, italianos (istrianos) en la Guerra Civil . En el interior de Eslovenia, a dos horas y media de Venecia se encuentra Bovec, un pueblo alpino al que se llega siguiendo el curso hacia arriba desde Gorizia del legendario río Isonzo. Es una zona ideal para hacer largas caminatas y bucear en la rica historia de una tierra marcada por el Imperio Austrohúngaro y la Primera Guerra Mundial. Sobre ésta última hay un interesante museo en Kobarid (el antiguo Caporetto).

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