Bryn Terfel es uno de los barítonos más reconocidos del mundo y ayer no defraudó a nadie en su concierto ovetense. Escanciado incluido. Con frecuentes guiños a Asturias y una interpretación no sólo marcada por la voz, sino también por los gestos, el bajo-barítono galés, junto con la orquesta "Oviedo Filarmonía" dirigida por Marzio Conti, inauguró la nueva temporada de los Conciertos del Auditorio y las Jornadas de Piano.

La apertura corrió a cargo de "Oviedo Filarmonía". Con la orquesta al completo, llegó la "Obertura de II Matrimonio Segreto" de Domenico Cimarosa. La orquesta se redujo entonces a una orquesta de cuerda propia del barroco. Terfel interpretó "Si tra i ceppi" de "Berenice, regina d'Egitto", de Händel. Continuó con el aria "Io ti lascio, oh cara, addio", de Mozart.

Entonces, Bryn Terfel salió del escenario y quedó la orquesta sola para tocar "Intermezzo de Cavalleria Rusticana" de Mascagni. Terfel volvió a entrar en escena e interpretó otras dos arias: "Le Veau d'Or est toujours debout", del "Faust" de Gounod, y "Son lo spirito che nega" de "Mefistofele", del compositor italiano A. Boito.

En esa primera parte, en la cual interpretó varios de los roles habituales para un barítono, destacó por poco habitual dentro del repertorio de Terfel la obra de Händel, llena de agilidades que el barítono defendió sin ningún problema, pese a que es una voz grande, donde generalmente estas agilidades cuestan más. Sin embargo, Terfel lo resolvió con una gran facilidad.

Destacó todo el trabajo interpretativo, que desarrolló no solamente por la voz, sino porque quiso hacer algo diferente de escena y en ese sentido llamó la atención el contraste entre las dos concepciones de "Mefistófeles".

En la segunda parte del concierto también interpretó el "Falstaff" de Verdi. Hizo varios guiños a la región con los que se metió al público en el bolsillo. Con toallas dentro de la camisa, para hacer de panza, interpretó a este personaje cómico, excesivo en sus placeres culinarios y bromeó que era culpa de fabada y sidra. Y sustituyó el gesto habitual de la copa por el escanciado de sidra para regocijo del auditorio.

La segunda parte, que se abrió con la extraordinaria obertura de "La forza del destino" de Verdi por parte de la orquesta, fue dedicada a Richard Wagner, con los roles en los que habitualmente fue destacado y por el que más se conoce al barítono. También hizo un despliegue vocal de grandes cualidades en concreto de carácter expresivo dominando los pianísimos.

Al final dedicó dos propinas: "Si yo fuera rico", del musical "El violinista en el tejado" y la canción galesa "Suo-Gan" que fue explicada, porque es la canción que canta el protagonista de la película "El imperio del Sol" de Steven Spielberg. Los aplausos fueron constantes por parte del público en cada una de las intervenciones del barítono en un concierto espectacular que dejó patente el talento de Terfel.