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El dolor fétido

Ford mejora como director con un "thriller" irregular pero tenso y lleno de atractivos

Amy Adams.

A Tom Ford le va a costar quitarse de encima la marca de "modisto y director" cuando estrene película, aunque si continúa progresando adecuadamente y mantiene su ego a buen recaudo puede que termine ganándose el respeto de los repartidores de etiquetas. Y Animales nocturnos es un paso adelante respeto a su ópera prima, Un hombre soltero, en la que estaba más preocupado por lucir unas formas lustrosas que por ahondar en las emociones de sus personajes. Demasiado ombligo para tan poca chicha, aunque nadie podía negarle entusiasmo a su labor.

Su siguiente proyecto se quita de encima buena parte de aquellas costras de apariencia banal y contenido estéril para abrir el arco de preocupaciones y, sobre todo, mostrarse como un narrador más atento y capaz. Sin ser un trabajo perfecto (le siguen sobrando brotes de esteticismo hueco y se tiene la sensación con demasiada frecuencia de que presta más atención al encuadre que a sus personajes), sí muestra la voluntad de su director de mejorar y arriesgar en su nuevo oficio, aunque le estorbe aún el exceso de barniz en sus alardes. Lo hace con red, claro: tener a Jake Gyllenhaal, Amy Adams y Michael Shannon, entre otros, es una especie de seguro de vida, a pesar de que el primero se pase a veces de rosca por estar su personaje cogido con alfileres. Adams, por el contrario, está empeñada en que este sea su año, aunque su papel en La llegada tenga más fuerza y complejidad.

Ford juega al despiste con su arranque (tan opuesto a su estilo oficial) para preparar sus trampas con habilidad. Lo que sigue es un torvo y calculadísimo cruce de géneros unidos por el hilo tenso del dolor como vaso comunicante de soledades, ausencias y miedos, con la esencia misma del trabajo creador hirviendo entre líneas. Dolor, mala conciencia, culpabilidad. Venganza. Material inflamable de "thriller" que se mezcla con otros elementos de naturaleza más íntima y recóndita. La mezcla de ingredientes y estilos no siempre funciona pero cuando lo hace es digna de verse y libera el desasosiego. Y qué gran final nos espera.

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