El actor Manuel Baqueiro (Madrid, 1979) lleva once años -casi tres mil días- sirviendo en la televisiva taberna El Asturiano de la serie "Amar es para siempre", primero en Televisión Española y, desde 2012, en Antena 3. Pero no solo conversa por eso con LA NUEVA ESPAÑA. Esta noche (20.30 horas) saldrá a la escena del club del Niemeyer para ser uno de los tres personajes de "El plan", una comedia de Ignasi Vidal programada en el ciclo Off Niemeyer.

-La última vez que trabajó en el teatro no se pasó por Avilés.

-No, no. Fue con "Al final de la carretera", con Melani Olivares. Sí que la hicimos en Oviedo y en Gijón.

-Pero, en cambio, es uno de los "recomendadores" de la hostelería avilesina en "La Guía Gastrocómica", de María Díaz.

-Claro. Fuimos a Casa Gelu, que está en la calle del Carmen. Empujé a mis compañeros de función cuando estábamos en Gijón.

-Hablemos de cómo tuvo usted "El plan".

-Me llamó Ignasi Vidal, el director. Llevaba mucho tiempo con la serie y quería tomarme un descanso. Me leí el guión, que había estado antes en Off Madrid con David Arnáiz. No pude decir que "no". Somos tres perdedores que se enfrentan al problema de retomar sus vidas y se ven sorprendidos por un final inesperado que, claro, no vamos a comentar. Lo tienen que descubrir los que vengan a vernos mañana [por hoy] al Niemeyer.

-El plan de la función es muy singular.

-La obra es muy brillante: es la obra sobre tres tipos que tienen que tomar las riendas de sus vidas. Parece que no sucede nada, pero debajo de los diálogos pasan las cosas que precipitan ese final que hemos quedado que no va a contar.

-Me da que usted se toma el teatro como unas vacaciones.

-Sí, podría decirse que sí. Unas vacaciones que dan mucho trabajo, pero que te permiten hacer otras cosas nuevas: recorrer plazas tan buenas como Avilés, comer distinto. Trabajar en el teatro me da una alegría distinta.

-Eso está bien, pero, ¿cómo se apaña con su trabajo diario en la serie?

-Sacando tiempo de debajo de las piedras, pero también contando con la ayuda de la productora. Por ejemplo, mañana [por hoy] no grabo y eso me permite viajar a Avilés. Allí estaremos por la mañana. Cuando trabajas en algo que te apasiona es todo más fácil.

-Por cierto, ¿cómo le va con Marce, su personaje?

-Después de casi tres mil capítulos, estupendamente. A estas alturas apenas me cuesta ponerme en su traje. No es como empezar de cero, que tienes que componer el personaje. Aquí llevamos ya más de diez años.

-¿Y cómo fue su encuentro con el personaje?

-Fue una verdadera sorpresa. Resulta que no había hecho ni el "casting". Otro actor, por razones que no vienen al caso, no iba a hacer el personaje. Yo decidí marcharme a Nueva York para hacer un curso de interpretación. Fue entonces cuando me llamó mi "repre" y me dijo que empezaba, que el personaje era para seis meses y que, si iba bien, podía ser para un año. Dije "de acuerdo", que ya haría el curso de Nueva York. Y, después de once años, todavía no he podido hacerlo.

-La función salió del Off. ¿Le da tiempo a pasar por los teatros?

-Procuro, a veces con menos frecuencia de lo que quisiera. Una vez cada dos semanas, pero se compensa cuando te tocan tres estrenos el mismo fin de semana.