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Belo: "Estoy satisfecho de no arrugarme en los momentos difíciles"

El músico despide hoy en Oviedo su etapa con "Los Susodichos" para iniciar una época de "rock de autor"

Belo, ayer, en Oviedo. MIKI LÓPEZ

Belo, Abel González (La Fresneda, 1979), lleva una sólida y larga carrera de diez años con "Los Susodichos". Se despide de esta etapa para comenzar otra más autónoma: "Ocurren dos cosas. De un lado están mis inquietudes personales para hacer algo diferente, algo más acústico, hacer otra cosa. Hoy en día hay mucho que investigar. Me apetecía probar nuevas historias y no quería desvirtuar a 'Los Susodichos' y su espíritu rock", explica. Y matiza: "Por otro lado, se suma otra situación: mover la banda. En los tiempos que corren cuesta mucho. En 2014 salió el disco 'Pan y circo'. En dos años hice unos setenta y cinco conciertos, pero de esos setenta y cinco, sesenta y pico fueron acústicos, con lo más básico. Se junta un poco el hambre con las ganas de comer", reflexiona Belo sobre el final de una época de la que está muy orgulloso y para cuya despedida ha elegido dos lugares claves en su vida: Madrid y Oviedo (Sir Laurens, hoy, 20 horas, con "La Familia Culebra" de invitados), bajo el epígrafe "La última y nos vamos 2007-2017".

Efectivamente es un cambio de situación en la carrera de Belo. En solitario y sin el grupo. Por cierto, evoca Belo que a "Los Susodichos" los bautizó un camarero en Madrid: "Estábamos sentados esperando para comer y pensando el nombre. Queríamos que fuera Belo y algo", relata el músico. Y mientras probábamos o se imaginaban nombres de distinto pelaje "llegó el camarero y nos dijo: '¿Qué van a tomar los susodichos?' ".

El músico quiere entrar en una fase que define como "rock de autor, o sea, un tío que hace canciones con una vena muy rockera. Será Belo, voz y guitarra. Sobre todo, para cambiar la totalidad del repertorio de estos diez años. Aparcar y sacar todo nuevo. Renovarme y a partir de aquí yo con mi guitarra, y a probar".

Tiene buenos recuerdos, sobre todo, de la lucha para mantenerse en escena a lo largo de una década más que por distinciones de relumbrón, como cuando estuvo nominado a los "Grammy latinos". Y no le hace falta retroceder en el tiempo para citar un momento que le produjo especial satisfacción: "El concierto de despedida en Madrid el pasado día 13. Grabamos un DVD. Fueron muchos amigos, gente que trabajó conmigo, como el que llevaba la furgoneta. Estuvimos relajados, fue una fiesta", relata, y puntualiza que "aquí (en Oviedo) grabaremos sólo audio, para tener más amplitud. Repasaremos los cuatro discos".

Y valora también la pelea constante para subir a los escenarios, grabar discos, estar, en fin, en la pomada musical durante diez años: "Te comes el tarro, no llegas a fin de mes... Tengo 37 años y estoy orgulloso de habérmelo currado en los malos tiempos. Dimos un montón de conciertos. Empezamos con una gran discográfica. El primer disco lo sacamos con EMI al tiempo que trabajamos en Blue Donkey Music con Melendi". Pero eso duró un año y por ello está orgulloso de no haberse "arrugado en los momentos difíciles". Le cuesta elegir una canción porque todas tienen algo para él, pero "Al gallo que me cante" es "muy mítica, la gente la pide y es la más escuchada". Por cierto, fue una de las que estaban en la lista de favoritas que Esteban desveló en la "Autodiscografía" de LA NUEVA ESPAÑA: "Fuí a llevarle unas entradas y un disco para agradecérselo. Es muy majo el tío".

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