A cine flaco todo son malas pulgas. Y la 31.ª edición de los premios "Goya" que hoy se entregan en Madrid dejan bien clara esa oscuridad: pintan más negro que nunca con esas cinco películas finalistas en las que hay muchas variantes del drama. Hay corrupción, violencia, dolor, odio, venganza, desolación. ¿Humor? Poco. E hiriente. Entre tanto desgarro, un poco de suspense: ¿Dani Rovira tendrá la gracia de su primera vez o fracasará como el año pasado? La respuesta, a partir de las 22:00 horas en La 1 de TVE.

Nadie pone en duda que la favorita es Tarde para la ira. El actor Raúl Arévalo debuta tras las cámaras con una cinta de cine negro impuro y maduro, una historia de venganza narrada con crudeza cuando toca pero con emoción cuando hace falta. El "Goya" a la mejor dirección novel parece cosa hecha. Tuvo un buen maestro (y ahora "rival") en Alberto Rodríguez, quien le dirigió en La isla mínima, máxima triunfadora hace dos años, y que ahora compite con la inferior El hombre de las mil caras, un repaso inteligente pero irregular a las cloacas del Estado en la España de los años 90. No parece que Pedro Almodóvar enamore a la Academia con su Julieta, una cinta con la que recobra parte del pulso perdido con Los amantes pasajeros, pero desequilibrada: muy bien la parte de Emma Suárez y mal cuando aparece Adriana Ugarte. Los excesos lacrimógenos de J. A. Bayona hacen tambalearse Un monstruo viene a verme, cuya potencia audiovisual parece imbatible en los apartados técnicos. La cenicienta del grupo es Que Dios nos perdone, que comparte con la favorita muchas cosas. Entre ellos, la calidad. Quizá su director, Rodrigo Sorogoyen, se beneficie de no tener a Arévalo como rival. Y su trabajo merece el reconocimiento frente a cineastas tan consolidados como Almodóvar, Bayona o Rodríguez: con menos medios ha logrado una película superior.

Habrá una pelea de resultado imprevisible entre los actores protagonistas. Eduard Fernández, Roberto Álamo, Antonio de la Torre y Luis Callejo están perfectos aunque el último tiene la posible ventaja de merecerlo tras una larga carrera como secundario. Nadie pondría la menor pega porque su trabajo en Tarde para la ira es magnífico.

Tampoco es fácil rellenar la casilla de actriz protagonista. Bueno, quizá se podría poner en duda las posibilidades de Penélope Cruz por su trabajo en la justamente derrocada La reina de España. Emma Suárez sostiene lo mejor de Julieta pero Bárbara Lennie es el cuerpo y el alma de María (Y los demás). Y nunca se debe menospreciar a una todoterreno como Carmen Machi, que hace una exhibición de fuerza y oficio en La puerta abierta.

No es por barrer para casa, pero el trabajo del asturiano Javier Gutiérrez le haría merecedor con toda justicia del premio a mejor actor de reparto (y no hubiera pasado nada de haberlo nominado como protagonista), con permiso de Karra Elejalde, Javier Pereira y Manolo Solo. Y, de paso, se repararía en parte el olvido imperdonable que ha sufrido El olivo, una de las mejores películas españolas del año pasado. De paso, podrían hacer lo mismo con su protagonista, una impresionante Anna Castillo, aunque tiene enfrente talentos emergentes indiscutibles como Sílvia Pérez Cruz, Belén Cuesta y Ruth Díaz.

Candela Peña, Emma Suárez de nuevo, Terele Pávez y Sigourney Weaver (¿doblada o en versión original?) se disputan la estatuilla como actrices de reparto. Cuatro veteranas de fuste, en cualquier caso.

Un avilesino, Javier Guerricaechevarría, entra en liza por su guión original para Cien años de perdón. Fuerte competencia: Paul Laverty ("El olivo"), Isabel Peña y Rodrigo Sorogoyen ("Que Dios nos perdone") y David Pulido y Raúl Arevalo ("Tarde para la ira"). El guión adaptado podría ser un consuelo para Almodóvar en una categoría donde no hay grandes favoritos. ¿Volverá Alberto Iglesias a llevarse un "Goya" a casa por su "Julieta"? Lleva ya una decena, la mitad que José Luis Alcaine como director de fotografía. Y una queja para terminar: ¿qué pinta una mediocridad como El editor de libros en la categoría de mejor película europea junto a El hijo de Saúl, Elle o Yo, Daniel Blake? Misterios de la Academia.