"Estoy impresionado". Fue la primera reacción del director de la Ópera de Oviedo, Javier Menéndez, ante la muerte, anteayer, del director musical Alberto Zedda. "Era una persona que parecía incombustible. Trabajé con él haciendo 'Tancredi' en el año 2004. Entonces tenía 74 años y estaba totalmente activo", añade Javier Menéndez, que, sobre todo, resalta que Zedda "era un hijo viviente de Rossini. En Oviedo dirigió cuatro veces obras de Rossini", apuntó el director de la Ópera de Oviedo, que definió a Zedda como "la sabiduría total. Su muerte es un golpe, una gran pérdida para la ópera", concluyó Menéndez.

Alberto Zedda, experto en el repertorio italiano del siglo XIX y eminente conocedor de la citada obra del maestro Gioachino Rossini, murió en Pésaro a los 89 años de edad.

Nacido en Milán el 2 de enero de 1928, Zedda se formó con los directores Antonio Votto y Carlo Maria Giulini. Debutó en Milán como director en 1956, con "Il barbiere di Siviglia", y un año después ganó el concurso de la RAI para directores de orquesta.

Gran musicólogo, experto y apasionado de la lírica italiana y uno de los referentes operísticos a nivel mundial, su nombre estuvo ligado siempre a los teatros más prestigiosos del mundo.

De hecho, fue director artístico del Teatro de La Scala de Milán, uno de los templos operísticos de mayor renombre a nivel internacional, y también del Carlo Felice de Génova y del Rossini Ópera Festival de Pésaro. Pero si por algo será recordado Zedda sin duda alguna será por su vasto conocimiento sobre el compositor italiano Rossini, autor de destacadas óperas bufas, como "Il barbiere di Siviglia", "La Cenerentola" y "L'italiana in Algeri". Descubrió la obra de Rossini por casualidad, como declaró en numerosas ocasiones, pero desde entonces quedó fascinado y dedicó gran parte de su vida a estudiar su figura hasta convertirse en el mayor especialista del mundo en Rossini. En 2002 escribió el libro "Divagazioni rossiniane", un volumen imprescindible con reflexiones sobre el músico nacido en Pésaro en 1792.