Un trabajo en el que han colaborado dos investigadores del Consejo Superior de Investigaciones Científicas ha permitido descubrir cuál era la dieta de los neandertales del yacimiento asturiano de El Sidrón. Y, sorprendentemente, estos asturianos no comían carne. El análisis del material genético dental ha revelado que la dieta de estos individuos incluía setas, piñones y musgo, pero no se han encontrado prueba de que comiesen carne.

Pero no todos los neandertales eran iguales. El descubrimiento contrasta, de hecho, con los resultados obtenidos en el individuo Spy II de Bélgica: en el sarro de sus dientes había ADN de rinocerontes y muflones. "Nos ha sorprendido no encontrar restos de carne en los neandertales asturianos, ya que a estos individuos se les considera predominantemente carnívoros. Sin embargo, hemos encontrado pruebas de que tenían una dieta variada que incluía gran variedad de plantas. Además, alguna de esas plantas podrían haber sido cocinadas para su consumo", señala el investigador del CSIC Antonio Rosas, del Museo Nacional de Ciencias Naturales.

Uno de los neandertales asturianos es un "gran conocido" de los investigadores de este proyecto. Se trata de un varón que conocía las plantas medicinales. "Tenemos pruebas de que este neandertal se medicaba. Hemos descubierto que el sarro conservado en sus dientes contenía secuencias del patógeno Enterocytozoon bieneusi que, en humanos, causa problemas gastrointestinales, incluidas fuertes diarreas. Además, gracias a un agujero en su mandíbula sabemos que tenía un absceso dental. Ambos problemas debían producirle intensos dolores", detalla Rosas. Así, el sarro de este neandertal contiene restos de ADN de hongo Penicillium, un antibiótico natural, y álamo, un árbol cuya corteza, raíces y hojas contienen ácido salicílico, el ingrediente activo de un conocido medicamento.

No es la primera referencia en este sentido, ya que los investigadores de El Sidrón ya habían participado en un estudio que ponía de manifiesto que los neandertales conocían las cualidades curativas y nutricionales de algunas plantas, ya que tomaban camomila y aquilea para, probablemente, suavizar las digestiones pesadas.

"Hoy sabemos que los sapiens se cruzaron en dos ocasiones con los neandertales que luego vivieron en la zona de Siberia, pero no con los de Asturias. Si hubo transferencia de microbiota entre los antepasados de los neandertales asturianos y sapiens, tal vez existió un cruce de ambos linajes que aún no hemos identificado", concluye Carles Lalueza-Fox, investigador del Instituto de Biología Evolutiva de la Universidad Pompeu Fabra.

La cueva de El Sidrón, ubicada en Piloña (Asturias), ha proporcionado la mejor colección de neandertales de la Península Ibérica. Descubierto en 1994, se han recuperado alrededor de 2.500 restos óseos de al menos 13 individuos de ambos sexos y diferentes edades que vivieron allí hace aproximadamente 49.000 años. En El Sidrón ha trabajado un equipo multidisciplinar formado por el paleoantropólogo Antonio Rosas (Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC), el genetista Carles Lalueza-Fox (Instituto de Biología Evolutiva, centro mixto del CSIC y la Universidad Pompeu Fabra), y el arqueólogo Marco de la Rasilla (Universidad de Oviedo). Este equipo desarrolló en El Sidrón un protocolo pionero de "excavación limpia" que minimiza el riesgo de contaminación del ADN antiguo con el ADN humano moderno de los investigadores que trabajaban en la excavación de la cueva. Esto ha permitido la extracción de ADN nuclear y mitocondrial a partir de dientes y restos óseos.