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NRIQUE PATRICIO | Mánager musical

"Hace veinte años quería salir de Ventanielles, de Oviedo, de Asturias; ahora estoy genial aquí"

"Marché de casa porque mi padre era muy autoritario y nunca me llevé bien con él, ni entendió mi mundo ni nos arreglamos"

El mánager Enrique Patricio pone la nariz roja a la escultura del violinista en Oviedo. LUISMA MURIAS

Enrique Patricio (Oviedo, 1971) cumple veinte años como mánager y productor de músicos. "Imagina un concierto, un artista o un disco, todo lo que no sea subir y tocar es cosa mía". Lleva a Paula Rojo, "Petit Pop", "Real Straits", "Doctor Explosión", "Alberto y García" y Pablo Moro.

- Llevó 10 años a "Burning".

-Podían ser mis padres, pero a veces aquello era una guardería y tenía que poner orden yo, dicho sea con todo el cariño. Eran, con "Ilegales", mi grupo de cabecera y el espejo donde se miraba "Babylon Chat", con los que empecé.

- Habrá disfrutado.

-Sí, pero no de la misma manera. Me veía reflejado en los fans de primera fila. Desde atrás, al grupo le ves lo positivo y lo negativo. Idolatraba a Loquillo, tuve la suerte de trabajar con él y se me cayó el mito totalmente.

- Trabaja los siete días de la semana. ¿Cómo lo lleva?

-Estupendamente. Me encanta viajar. Con 20 años iba a una ciudad a trabajar pero buscaba la fiesta y ligar lo más posible. Ahora busco conocer la ciudad, comer bien y dormir en un buen sitio. Con 20 años quería comerme el mundo y aprender, ahora sigo aprendiendo pero esquivo cosas.

- Por ejemplo.

-Empecé con "Babylon Chat" en 1995 y ni ellos cuatro ni yo teníamos experiencia. Queríamos tocar todo lo posible, estábamos encantados, grabamos discos y recorrimos España varias veces. Pero no fue rentable. Ahora me planteo hacer cosas pero de manera mínimamente rentable.

- ¿Antes era un modo y ahora un medio de vida?

-Rotundamente es mi medio y mi modo de vida, pero ahora tengo mi casa, mi familia, mi pareja, mis amigos, mis hobbies y el sitio donde paseo a gusto.

- Familia.

-Mi madre, una hermana mayor, otro menor y mis sobrinos.

- Pareja.

-María, llevamos dos años, no trabaja en la música ni viaja conmigo, salvo que vayamos por nuestra cuenta. No me gustan los amigos y las novias en las furgonetas, en los camerinos y en los escenarios. Por fin tengo una pareja de Oviedo. Tuve relaciones serias de Vitoria, Badajoz y Lugo.

- Oviedo.

-Soy de barrio. Con 20 años quería salir de Ventanielles, de Oviedo y de Asturias. Con 21 años iba por toda España. Tardé diez años en darme cuenta de que me envidiaban por vivir y trabajar aquí. Ahora estoy genial.

En los 80, Enrique Patricio esperaba la mañana del sábado para grabar en un casete las canciones de "Los Rebeldes", Loquillo, "La Frontera", "Ilegales" y "Los Locos" que estrenaba la radio. A los 15 años dejó de ser mal estudiante para trabajar en carpintería, bien y durante tres años, hasta que se dio cuenta de que no quería hacerlo toda la vida. En 1991 empezó en Antena 3 en el informativo juvenil "Al margen" y a relacionarse con grupos. Se declaró objetor de conciencia.

-Mi padre me dijo que eso era de maricones y que mientras estuviera en su casa no iba a permitirlo. Era muy autoritario y siempre me llevé mal con él. A los cuatro días hice la maleta. Ese día me habló de una manera más cercana. Me preguntó por el telefonillo: "¿Vas a venir a comer?".

- ¿Llegó a arreglarse con él?

-No. Después de cinco años volví a casa un tiempo. Mi padre, tras varias enfermedades, estuvo en cama y en silla de ruedas y dependía de nosotros. Nunca dio el brazo a torcer pero su mirada... Era pintor del Hospital General y nunca entendió mi mundo.

- ¿Usted era fácil?

-No. A los 14 años tuve dos úlceras de estómago por los nervios. Aun intentando controlar los nervios, no siempre lo logro.

Hizo la prestación social en la emisora de radio Onda Verde y luego colaboró en Radio Vetusta con el programa musical "El escaparate". Llegó al oficio cuando su amigo Béznar Arias, de "Wendigo", le ofreció que fuera su mánager. Editó la revista mensual "Astur Music" de 1995 a 1998, que le ayudó a conocer la escena.

- Los conciertos hoy.

-El dueño de un bar hace dos actuaciones y ya es promotor y vende grupos al Ayuntamiento. A los cien por cien profesionales se nos achaca ánimo de lucro. Hay instituciones que le dan más facilidades a gente que trabaja como nosotros con entidades culturales, no paga impuestos, salarios ni seguros y supuestamente no tiene ánimo de lucro. Mi ánimo de lucro es pagar la oficina, empleados e hipoteca.

- Es clown de hospital.

-Mi ídolo era Charlie Rivel. Me encantaba cómo hacía reír a la gente mientras lloraba o diciendo "U". No me gusta disfrazarme pero me apasionaban los clowns de hospital desde "Patch Adams", de Robin Williams. Hace dos años fui de retiro espiritual a Guinea Bissau, el tercer país más pobre del mundo, donde una amiga trabaja en cooperación.

- ¿Cuántas maletas llevó?

-Una con mi ropa, otra con material escolar y otra con narices de payaso, pelucas, maquillaje, globos y algún juego. Pasé un mes recorriendo aldeas, hospitales, orfanatos y calles, repartiendo narices rojas y jugando con niños. Algunos no habían visto un globo. Me esperaban a la puerta de casa. Cambió mi vida.

- ¿De qué manera?

-Hace año y medio estoy en "Clowntigo" y he hecho más de una docena de cursos de payaso. Es muy difícil. Hay que sentirse en la mierda para hacer reír a la gente, y eso es bueno. Vamos a pediatría, a oncología pediátrica y a la uci pediátrica del HUCA, donde más lo necesitan. Lo pasas mal por la realidad, pero marchas con la sensación de que te pagan con creces lo poco que has dado.

- ¿Por qué esto?

-Mi madre trabajaba de limpiadora en el materno infantil y luego en el centro de Educación Especial del Rubín, llevaba un niño a nuestra casa cada fin de semana y la vi hacer muchas cosas en un barrio pobre. No nos sobraba nada, pero ella era y es muy solidaria. Pero mi razón es egoísta, me va muy bien y creo que cualquier cosa se puede solucionar poniendo la nariz roja, pasaporte para hacer lo que te dé la gana.

- ¿Cómo es su clown?

-Se llama "Tropezones". Le puso el nombre Pablo Moro porque llevo unos zapatos que son réplica exacta de los de Fofó y soy muy torpe y muy inocente.

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