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PABLO UND DESTRUKTION | Músico, publica "Predación"

"Ya está todo confesado, pongo fin a los discos confesionales"

"Acabé hasta las narices del elitismo de la música experimental y quise hacer rock, aunque soy un músico de estado, no de género"

Pablo Und Destruktion.

Dice el músico Pablo Und Destruktion que con "Predación", su nuevo disco (Sonido Muchacho), concluye un ciclo de álbumes "confesionales, porque ya está todo confesado".

Pablo G. Díaz (Gijón, 1984) es artista de reflexiones; es músico, pero también un argumentador en el sentido de que a toda su música le hace un análisis profundo, que alcanza la espiritualidad, la psicología, a Freud... De hecho la portada de "Predación" ya invita a entrar en un hondo mundo. Se trata de una llamativa adaptación de "El éxtasis de Santa Teresa" de Bernini, diseñada por Igor Casayjardín.

"Predación" salió a la calle el viernes y ya se presentó en vivo en Madrid. Ese cierre "confesional" tiene que ver con que Pablo Und Destruktion acabó "hasta las narices del elitismo de la música culta, la supuesta música experimental" y quiso "volver a hacer rock".

- "Predación" suena como a ecológico, o así...

-Sí, quería hablar del trasvase carne y espíritu de un sitio a otro. "Predación" es un término ecológico; la predación es la cadena trófica, lo que pasa es que si llamo al disco "Cadena trófica"...

- Pues sería un título muy llamativo.

-Es muy guapo, pero para el siguiente; ya se me acabaron las oscuridades.

- ¿"Predación" es una continuación de la trilogía de los discos anteriores?

-Había sido una obra de teatro. Y acabé hasta las narices; quise reconvertirlo en disco, y se reconvirtió. Entonces yo quería pegar un portazo a lo que había hecho, lo de antes lo había hecho porque habían pasado ciertas cosas...

- ¿Qué cosas?

-Bueno, hacerme un paisano. Se te muere gente alrededor, te enamoras de otra gente, viajas, tienes desengaños; lo que le pasa a cualquiera que se hace un paisano. Miré lo que había hecho más allá de las necesidades espirituales, que las hay. Vi que llevo tres discos que, en realidad, giran alrededor de la canción confesional. Me dije: vamos a meternos en las tripas de la confesión con la estructura clásica de la confesión, que tiene que ver con las estructuras psicológicas y freudianas de superación de fases. Hice el disco con cierta dramaturgia vinculada a la anterior porque algo de eso había al ir relatando yo mis acontecimientos vitales. Fue como darme cuenta de que hago un relato y de que me confieso. Y también acabar con eso porque ya son varios discos confesionales. Está todo confesado.

- ¿Creyente de qué?

-Creo que los símbolos son los que condicionan la realidad: somos contenedores de símbolos. Y tú y yo estamos entendiéndonos hablando con símbolos inventados hace miles de años que perduraron a base de guerra y de sexo básicamente. Los símbolos tienen mucha importancia; condicionan la realidad. Mi tipo de creencia son las dimensiones sagradas, más en lo poético o lo musical que en lo religioso.

- Muchas vueltas le da a estos asuntos espirituales, digamos.

-Alguna le doy. Sí, sí.

- Cambio de registro, ¿el disco se grabó en el estudio de Paco Loco y en directo por alguna razón determinada?

-Realmente se grabó, pero no lo produjo porque hicimos un periodo de preproducción de mes y medio. Tenía las canciones estructuradas, las iba probando y respetando para no llevarlo todo cerrado; tomaba yo la decisión de producción, pero probando con la banda. Cuando estaba decidido, fuimos con Paco para conocer un estudio de esas características, pero no podría ceder la producción totalmente. Con Paco fue llegar y grabar en cuarteto todo a la vez, y luego mi voz.

- ¿Dónde se sitúa musicalmente "Predación"?, se observa un toque épico ¿o no?

-No me da reparos la épica, pero la épica también lo es a lo chiquitín, la del que no levanta la cabeza. Lo que sea, pero ¡ye lo que hay! Si me sale épico, ya está. Hay gente que vive en las planicies de la vida. Yo trato de subir a los Picos de Europa para llegar a la tierra castellana. Obedece a un momento vital intenso, sería falso ocultar esa intensidad. La tienes. Puestos a hablar del arrepentimiento, mejor meter cera. Acabé hasta las narices del tiempo de la música culta, la supuesta música experimental. Yo quise volver a hacer rock. No soy músico de género, soy músico de estado, pero el álbum entra dentro de la psicodelia aguerrida y, claro, a veces te acercas al heavy.

- ¿Hay un determinado público que capte estas ideas musicales y sus mensajes?

-Meto en el disco "A la mar fui a por naranjas" versioneada, es una canción mágica. Y cada persona la interpreta de una manera distinta. Ésa es la virtud de la música popular. No necesito saber de equilibrios para que me emocione esa canción, que fue la primera que escuché en mi casa.

- Basta con la riqueza de la tradición oral.

-Sí, porque uno jamás puede crear un canción popular, se crean a lo largo de los siglos; se puede aportar algo, plagiar, colaborar. Ahora me oriento más al pasado que al futuro. Esta soberbia del genio creador que inventa un género cada dos años me parece una estupidez, sólo recombinas memes o genes anteriores, y ahora me gusta situarme ahí, entiendan o no. Pero no te entienden de la cabeza, te entienden desde otro tipo de glándulas que tenemos los seres humanos.

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