"¿Qué espectáculo estrenó Les Luthiers en 1996?". Así comenzaba, en el día de ayer, la "yincanta de Les Luthiers". Un recorrido por las calles de Gijón, vertebrado en torno a la historia y trayectoria del grupo humorístico argentino, premio "Princesa de Asturias" de Comunicación y Humanidades 2017.

"Es una actividad dedicada a todos los públicos, de todas las edades, lo más fans y aquellos que menos conozcan a Les Luthiers", explicó Teresa Sanjurjo, presidenta de la Fundación Premios Princesa. Y añadió: "Esta yincana es una tradición de la semana de los Premios, cada año enfocada a un galardonado. Una mañana de domingo diferente, en familia, de disfrute", añadió. "Los participantes van a poder entender mejor muchas de las cosas que hacen, su humor, conocer los instrumentos informales que ellos crearon e incluso visitar la casa de Johann Sebastian Mantropiero, y, al final, habrá una sorpresa muy especial que va a gustar mucho a todos los participantes", explicó también.

Con esa premisa, decenas de personas se congregaron minutos antes del inicio del recorrido en la gijonesa plaza del Marqués. La cola, que ni siquiera disminuyó cuando la lluvia hizo acto de presencia en la bochornosa mañana gijonesa, se abría paso desde las puertas del Palacio de Revillagigedo hasta la fuente de Pelayo, poblada por familias, mayores y niños.

"Nos gustan desde los años setenta, así que no podíamos perder esta oportunidad", relató Manuel García, que acudió al evento acompañado por su mujer: "Su satírica es impresionante, tienen un humor muy afilado, muy preciso. Ojalá pudiéramos verlos", expresaron. Otra fan, Eugenia Valdés, acudió en familia, acompañada de sus hijos pequeños. "Nos encantan desde siempre, por todo, son increíbles por su música, sus letras, son inigualables", arguyó la gijonesa.

Carolina Lorenzo, por su parte, se enteró de la yincana "porque sigo mucho las actividades de los Premios Princesa, me parecen increíbles", por lo que no dudó en acudir, como hará también con todas aquellas que se lleven a cabo en Gijón.

"Venimos un poco a ciegas, no sabemos qué nos vamos a encontrar, nos gusta mucho su humor inteligente, vimos varios de sus espectáculos", confesó María Corujo. Por ello, como todos los presentes, lo tiene claro: el Premio Princesa "es merecidísimo".

Durante dos horas, los participantes merodearon por las calles gijonesas, pajarita al cuello y pentagrama entre las manos, respondiendo a las preguntas que se les iban planteando. De la plaza del Marqués al Campo Valdés, pasando por los Jardines del Náutico, la calle Munuza o la Escuela de Comercio, que abrió sus puertas expresamente para la ocasión tras la reforma integral que sufrió.

La meta, en el punto de salida, frente al Palacio de Revillagigedo. Allí, con el pasaporte completado, la última prueba: descifrar un acróstico en una canción. La palabra, una enseña de Les Luthiers: "bolarmonio". Y, tras ello, la gran sorpresa que había anunciado la organización.

El coro infantil de la Fundación entonó la "Aria agraria", una suerte de "onomatopeya conceptual" creada por el grupo argentino, tres de cuyos miembros -Marcos Mundstock, Carlos López Puccio y Carlos Alberto Núñez, que se puso al piano- hicieron acto de presencia sobre el escenario entre el clamor del público.

"No me lo podía creer, fue tremendo. Son como familiares lejanos que se van ganando a la gente, como Warren", aseveró Chema Sánchez, un seguidor del grupo que portaba un gran cartel con sus caras grabadas. "Fue una gran emoción; los empecé a seguir a los 18 años y acabé enganchando a toda mi familia, tengo toda la discografía en vinilo", enfatizó Sánchez, que confesó haber venido preparado a la yincana "como si fuera un examen, bien preparado, con mucha documentación y hasta con chuletas", bromeó. Lo único que echó en falta este fan fue a Daniel Rabinovich, integrante de la banda fallecido en el año 2015. "Era si cabe el más gracioso", aventuró Sánchez. Parte de este "merecidísimo" Premio Princesa, también es suyo.