Es tan descarado el propósito que los guionistas se ríen de sí mismos al final citando explícitamente la madre del cotarro: Atrapado en el tiempo, el entrañable día de la marmota que sigue anclada en la memoria de muchos amantes de la comedia pura y madura. Llevar esa idea del personaje que se despierta para vivir una y otra vez el mismo día al terreno del terror no es precisamente una idea original así que la única opción que evitara el bochorno consistía en no tomarse en serio la propuesta. Y eso es lo que salva Feliz día de tu muerte: fusiona Atrapado en el tiempo con Scream (aquí el asesino o asesina lleva una máscara de aparente inocencia) y, además evitar cuidadosamente los excesos sangrientos, apuesta en muchos momentos por sustituir el terror por el humor. Aunque no lo parezca. Hay escenas en las que la parodia pide paso a gritos agigantados, pero sin decidirse a hacerlo con todas las consecuencias, lo que se traduce en algunas interpretaciones que llaman la atención por el desconcierto que evidencian los actores a la hora de recitar sus frases. A eso añadimos algunos brotes sentimentales al final, cuando la cargante protagonista a la que se van cargando sueño tras sueño de distintas formas se da cuenta de los errores de su vida (gracias al horror que sufre cada noche) y se pone a corregir sus desajustes de convivencia con familia, amistades y un chico en cuya cama se despierta aunque no recuerde si cómo se llama. La película, seamos francos, es una bobada como una casa pero se deja ver.