La iglesia parroquial de Santa María de Pola de Laviana se quedó ayer pequeña durante el funeral por el profesor y miembro de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) Roberto Álvarez Rodríguez, de 46 años, a quien la música le acompañó hasta el último momento. Y es que la Banda de Música de Laviana encabezó el cortejo fúnebre hasta el templo lavianés, seguido por casi una veintena de ramos y coronas. Una vez dentro de la iglesia, un grupo de viento formado por compañeros de la OSPA, acompañó musicalmente las palabras del párroco Luis José Fernández, quienes consiguieron arrancar el aplauso de los presentes tras su última interpretación en la iglesia.

El cortejo fúnebre partió del tanatorio de La Pola minutos antes de la una de la tarde, hora prevista del funeral en la iglesia. Iniciaron la marcha los miembros de la Banda de Música de Laviana, donde el fallecido se crió musicalmente y donde tenía grandes amigos. Tras ellos, los ramos y coronas de flores en recuerdo de sus familiares, amigos y compañeros de trabajo. Junto al féretro, sus padres y su hermana, visiblemente afectados, arropados por otros familiares. Ya en la iglesia esperaban, entre otros, los que habían sido compañeros en la OSPA de Roberto Álvarez y otros músicos amigos. Entre ellos estaba el director de orquesta Pablo González, quien aseguraba: "Estamos muy tristes, porque ha sido muy repentino, no nos esperábamos para nada esto". También se refirió el director a los otros dos miembros de la OSPA que fallecieron este año, como son el chelista Juan Carlos Cadenas y la pianista Olga Semushina. "Tanto para la orquesta, como para el entorno musical, es un año muy triste porque se han ido tres personas muy especiales". Entre los presentes también hubo quien recordó la "ilusión" que el músico tuvo con la adaptación sinfónica de la versión de "El Chalaneru" de "Nuberu", más cuando la composición fue elegida como himno de Laviana.

El féretro con los restos mortales de Roberto Álvarez fue recibido en el interior de la iglesia por un grupo de cinco trompistas de la OSPA, quienes interpretaron a lo largo del funeral diversas piezas de Wagner y Mozart en homenaje a su compañero y amigo. Una interpretación que, al final de la misa, consiguió arrancar primero de forma tímida pero después ya generalizada, el aplauso de los que allí se encontraban. La Banda de Música de Laviana le dio el último adiós.