Los jovencísimos talentos musicales de toda Europa que forman la Gustav Mahler Jugendorchester (GMJO), que están realizando su Gira de Primavera en Dresden, Luxemburgo, Pordenone, Viena, Varsovia, Hamburgo y Francfort, hacen su escala en la capital española el 12 de abril, a las 19:30, antes de continuar a Alicante y Lisboa. Llegan de la mano de Ibermúsica y bajo la dirección del genial Valdimir Jurowski y con la actuación solista de la violinista Lisa Batiashvili, artista residente de la Accademia Nazionale di Santa Cecilia.

La orquesta creada por Claudio Abbado, fue la ilusión que obsesionó al maestro hace ya más de treinta años. Esa ilusión se trasformó a día de hoy en la orquesta juvenil más sobresaliente a nivel continental y cuenta con 31 músicos españoles en sus filas, el país que aporta más miembros. Con el nombre de Gustav Mahler Jugendorchester, nuevas generaciones de instrumentistas se suceden sin descanso configurando una formación llena de energía, entusiasmo y calidad artística que poco o nada tiene que envidiar a las grandes formaciones orquestales.

Grandes directores, solistas de gran trayectoria internacional y profesores de gran prestigio son los encargados de moldear a las distintas familias instrumentales. Con tres décadas a sus espaldas, la Gustav Mahler Jugendorchester está considerada la base ideal para que los nuevos talentos de Europa tengan su primera gran experiencia orquestal. La selección rigurosa de las más de dos millares de solicitudes que reciben cada año, así como su impecable trabajo artístico, han hecho de esta agrupación una de las más habituales en los grandes ciclos musicales. GMJO debutó en Ibermúsica en 1994 bajo las órdenes de Abbado. Desde entonces, el público español ha podido disfrutar con frecuencia de esta orquesta juvenil. En esta ocasión será dirigida por Valdimir Jurowski quien ha trabajado esta obra con orquestas como la London Philharmonic demostrando un gran dominio de la misma.

En su actuación en Madrid los jóvenes músicos, entre los que están los que darán que hablar en los próximos años, se atreven con la monumental 8ª Sinfonía de Shostakovich (1943), partitura escrita en el contexto de la batalla de Stanlingrado, en la que el compositor plasma una intensa identificación personal con la tragedia, la desolación y la resignación ante la falta de esperanza en el ser humano. La obra no fue bien recibida por la crítica soviética, especialmente por su conclusión poco optimista. Para remediar esta situación el gobierno la subtituló como Sinfonía Stalingrado, puesto que la batalla de Stalingrado se estaba librando en aquella misma época. El 2 de febrero de 1943 el ejército alemán era derrotado en Stalingrado y aquello fue considerado como el principio de la victoria rusa. Dijeron que se trataba de una oración fúnebre dedicada a todos los que murieron en el frente de combate. A pesar de todo ello, la sinfonía no resultó del agrado del régimen soviético, siendo mas tarde una de las obras objeto del ataque en el congreso de 1948.

Con el Concierto para violín núm. 2 de Prokofiev se lucirá Lisa Batiashvili, artista insigne de la Royal Concertgebouw Orchestra y de la Bamberger Symphoniker, fue considerada Instrumentista del Año 2015 por la conocida Musical América. Elogiada por su virtuosismo y "profunda sensibilidad" ("Financial Times"), la violinista georgiana ha desarrollado relaciones de largo plazo con algunas de las principales orquestas del mundo, incluyendo la Filarmónica de Nueva York, Staatskapelle de Berlín, la Filarmónica de Berlín o Orquesta Tonhalle de Zúrich.

Ruso en occidente y sospechoso en su país, demasiado moderno para unos y poco para otros, Prokofiev tuvo esa extraña virtud de no dejar contento a nadie. Cuando cantó a Lenin, Stalin y a los tópicos de la revolución sus amigos occidentales se negaron a entender el cambio, mientras que en su país no parecía suficiente. Murió a punto de cumplir los 62 años, sólo un día antes que Stalin, el más nefasto crítico musical de todos los tiempos, un sarcasmo del destino que no le ha impedido recuperar su memoria y su sitio entre los compositores fundamentales del siglo XX.

Curiosamente, este «Segundo concierto para violín» de Prokofiev fue estrenado mundialmente en el Teatro Monumental de Madrid por iniciativa del maestro Fernández Arbós y con la mediación del violinista francés, Robert Soetens. Prokofiev estuvo en Madrid para asistir al acontecimiento el 1 de enero de 1935, de tal forma que el «Concierto» se ha convertido en una suerte de mito fundacional de la vida musical madrileña, del mismo modo que simboliza el camino errante de Prokofiev, víctima de la censura soviética y opacado por la gloria de Shostakovich. El «Segundo concierto» para violín representa un buen ejemplo de la madurez de Prokofiev. Y del equilibrio entre el clasicismo de la forma frente a la inquietud vanguardista del fondo.

Antes de acabar el mes de abril, Ibermúsica ofrece dos conciertos muy especiales con la Tonhalle Orchester Zurich, una de las orquestas más representativas e importantes de Europa. Músicos extraordinariamente brillantes e involucrados ofrecen al público alrededor de cien conciertos cada temporada con un alto reconocimiento de la crítica.

El día 18 de abril a las 19:30 horas, bajo la dirección de Lionel Bringuier y con Simon Trpceski como solista, interpretarán el Concierto para piano núm. 2 de Liszt y la monumental Sinfonía fantástica de Berlioz, que fue escrita en 1830 cuando Berlioz contaba tan sólo 27 años y enmarcada en su época, se puede considerar una pieza vanguardista que superó los convencionalismos musicales de la Francia del siglo XIX, con sus melodías indefinidas, sus armonías poco usuales, el uso de la forma cíclica a partir del leitmotiv y una orquestación que sirvió de inspiración para muchos compositores posteriores.

Para el día siguiente, 19 de abril, a la misma hora, será el turno de la Sinfonía núm. 4, op. 60 de Beethoven Sinfonía núm. 4, op. 60 y la delicada Peer Gynt Suite núm. 1, op. 16 de Grieg, además de Variaciones Enigma de Elgar también bajo la dirección de Bringuier, cuya madurez artística, profundidad interpretativa y diversidad de repertorio lo han convertido rápidamente en uno de los artistas más atractivos de su generación. Entrando en la sexta temporada desde su debut trascendental con la Tonhalle, la audaz visión de Bringuier y una energía ilimitada, tanto dentro como fuera del podio, están respirando nueva vida y vitalidad al histórico conjunto.