Los hábitats más remotos y prístinos de la Antártida están contaminados con residuos de microplásticos y productos químicos peligrosos persistentes, según muestra una investigación reciente.

A principios de este año, una expedición de Greenpeace tomó una variedad de muestras del mar y nieve para ver cómo la contaminación afectaba a la Antártida.

El análisis llevado a cabo por Greenpeace Research Laboratories en la Universidad de Exeter ha revelado que los microplásticos estaban muy extendidos en el área investigada.

"Utilizando métodos infrarrojos, encontramos microplásticos en siete de ocho muestras de agua de mar superficial recolectadas cerca de la Península Antártica en febrero de este año", afirma David Santillo, quie dirigió el análisis.

"La mayoría de esos microplásticos eran fibras, incluyendo poliéster, polipropileno y nylon, entre otros materiales -continúa-. Queda por ver si provienen principalmente de fuentes locales, como suministros a bases, o han sido transportadas por corrientes desde lugares mucho más lejanos".

Las muestras de nieve recogidas durante la misma expedición fueron analizadas por un laboratorio independiente para detectar la presencia de sustancias químicas perfluoradas, ampliamente utilizadas como impermeabilizantes y sustancias químicas a prueba de grasa en la ropa y el envasado de alimentos al aire libre. Algunos pueden transportarse a grandes distancias en corrientes de aire y depositarse bajo la lluvia o la nieve, lejos de sus fuentes.

"Los químicos que detectamos en muestras de nieve también muestran lo penetrante que puede ser el impacto de la humanidad", dice por su parte Louisa Casson, de Greenpeace.

"Estos productos químicos son ampliamente utilizados en muchos procesos industriales y productos de consumo, y se han relacionado con problemas reproductivos y de desarrollo en la vida silvestre.

"Las muestras de nieve recolectadas incluyen nieve recién caída, lo que sugiere que los químicos peligrosos se depositaron de la atmósfera", concluye.