El cardenal y arzobispo emérito de Madrid, Antonio María Rouco Varela, cerró ayer en el real sitio el ciclo "Conversaciones en Covadonga" con una charla donde de manera detallada disertó sobre las raíces cristianas de occidente ancladas en Covadonga. El que fuera presidente de la Conferencia Episcopal habló ante un concurrido auditorio repleto de todo tipo de autoridades y subrayó, en varios momentos de su intervención, que "Covadonga es la cuna de Europa y tiene mucho que ver en las raíces cristianas de Occidente", apoyándose para ello en diferentes acontecimientos históricos y en las palabras que Juan Pablo II pronunció durante sus históricas visitas al real sitio en 1989, y a Santiago de Compostela en 1982. "Aquí se paró el avance musulmán en el año 718 y veinte años más tarde nació Carlomagno", recordó. "No habría Europa sin Covadonga", añadió.

Rouco Varela dividió la conferencia en una primera parte donde analizó el contexto histórico en el que surgió y se expandió el reino de Asturias para rematar su discurso analizando el futuro de este lugar en una Europa que, según repitió, "debe recuperar sus raíces cristianas".

Incidió Rouco Varela en el papel que para ello debe jugar Covadonga junto el eje que forma con Santiago de Compostela a través de la ruta jacobea.

Lamentó el arzobispo emérito de Madrid que la constitución europea que la ciudadanía rechazó a comienzos de este siglo no cristalizase. "Era una buena idea que a lo mejor fracasó porque olvidaba las raíces cristianas", manifestó. Alertó también de los peligros que para el futuro del viejo continente supone "el abandono de la práctica religiosa" y la "caída demográfica".

Tras visitar la santa cueva y departir con varios peregrinos que se acercaron a saludarle Antonio María Rouco Varela ofició una eucaristía en la basílica de Covadonga.