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Isla del Monasterio, excavar contra los elementos

El equipo arqueológico que busca restos de un cenobio prerrománico en Villaviciosa trabaja contra el tiempo y las mareas

Estrada sujeta una de las piedras foráneas localizadas en la zona.

En la ría de Villaviciosa, frente a la localidad de San Martín del Mar, emerge una isla con forma de guitarra y cubierta por completo por los eucaliptos en la que, siendo rey de Asturias Alfonso III, se localizaba un monasterio. Así es, al menos, en pleamar: cuando bajan las aguas, la ínsula torna en península y se conecta durante unas horas con la costa, a través de una marisma. Es en esas pocas horas, justo cuando la marea está bajando y, superado el reflujo, en los primeros compases hacia la pleamar, cuando el equipo del arqueólogo Rogelio Estrada se lanza a la ría para excavar los restos del camino que, en la Edad Media y acaso antes, unía la costa con aquel monasterio.

La campaña arqueológica, que empezó el jueves, se demoró durante semanas debido a los sucesivos temporales que padeció la región. Una vez que la meteorología ha dado una tregua, Estrada y su equipo, con varios voluntarios de la zona, se lanzaron a la marisma para desentrañar el misterio del monasterio.

En estas últimas jornadas, el equipo comenzaba la jornada hacia las dos de la tarde. Lo primero que hacen es achicar el agua que se acumuló en la zona de excavación durante la pleamar, para acto seguido iniciar una trabajo contra el tiempo y el inexorable avance de la marea. Una circunstancia que limita su ventana de excavación a siete horas diarias, y que va modificando sus horarios día a día. Pese a todo, los resultados son prometedores. "Estamos encontrando mucha tégula de época medieval, y hemos logrado llegar al lecho de un tramo de camino y localizar las vigas de madera que hay debajo, lo que nos servirá para datar el origen de la vía", explica Estrada. La intuición es que ese camino puede ser de época romana.

El análisis de la caja del camino también ha permitido concluir que se trataba, en origen, de una vía más estrecha y más alta, que posteriormente se desmontó en parte para ensancharla y sacar madera de la plantación de eucaliptos con los que se pobló la isla tras el abandono del cenobio, a finales de la Edad Media. "Es casi seguro que podían pasar en seco hasta el monasterio, aun con marea alta. Y también que debían llegar barcas hasta la isla, porque hemos encontrado algunas piedras que no son de la zona y que probablemente trajesen esos barcos como lastre", explica Estrada.

Los arqueólogos prevén parar los trabajos en la jornada de hoy, para reacomodar sus horarios a los ciclos de las mareas y afrontar la fase final de la campaña.

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