El entusiasmo de los responsables de la exposición "Hallazgo de lo ignorado. Fotografías de Ruth Anderson para The Hispanic Society of America, 1925" está justificado. La muestra, que se inauguró ayer en Gijón en una doble sede (el Centro Antiguo Instituto y Casa Natal Jovellanos), ofrece al público por primera vez 198 de las 1.035 imágenes que la citada fotógrafa estadounidense tomó en Asturias hace casi un siglo. Un extraordinario fondo que resulta del mayor interés por la calidad técnica y estilística de las imágenes, sin duda, pero también por el valor documental o etnográfico de unos materiales que permiten conocer mucho mejor aspectos de la vida cotidiana del Principado en las primeras décadas del siglo XX.

No es exagerado afirmar que es uno de los acontecimientos expositivos del año en Asturias. "Para nosotros, un honor y un placer", aseguró Patrick Lenaghan, jefe de departamento de la Hispanic Society, en la presentación e inauguración de una exposición que permite calibrar la importancia de la colaboración entre instituciones para sustanciar iniciativas como "Hallazgo de lo ignorado". La citada sociedad neoyorquina, fundada por Archer M. Huntington (1870-1955), recibió el año pasado el premio "Princesa de Asturias" de Cooperación.

Es sabida la pasión de Huntington por la cultura española. Así nació en Nueva York una institución que atesora la mayor colección de patrimonio español fuera del territorio nacional. Menos conocido es que, a mediados de los años veinte del pasado siglo, envió a la tierra de sus pasiones a una entonces jovencísima fotógrafa. El recado era claro: documentar costumbres, tradiciones, indumentaria típica... Nada de la España industrial. Ruth Matilda Anderson, nacida en Nebraska en 1893, arribó a Castropol a finales de enero de 1925. Junto a su padre, eficaz acompañante, había desembarcado en Vigo seis meses antes. Era una fotógrafa formada en la escuela "pictorialista" de Clarence H. White. Una influencia que transpira en muchas de sus poderosas imágenes.

Anderson, que llegó a tomar unas 14.000 fotos en varias provincias españolas (unas mil en el Principado), falleció en 1983 y estuvo siempre ligada a la Hispanic Society. No le interesaban la minería o los ferrocarriles. Por el diario de viaje de su padre, sabemos que consideraba a Asturias "más moderna" que Galicia. "Estoy muy orgulloso de esta exposición, ha salido muy bien gracias a la colaboración con los museos gijoneses", añadió Lenaghan.

El Muséu del Pueblu d'Asturies ha aportado diversos materiales etnográficos que permiten identificar objetos de época de las imágenes. Su director se sumó al hilado de satisfacciones: "Es una exposición muy especial, que llevamos queriendo hacer desde hace años". La muestra recorrerá casas de cultura y museos de la red de Principado a lo largo del próximo año. Es muy recomendable, asimismo, el catálogo de "Hallazgo de lo ignorado". Incluye un imprescindible trabajo de Noemí Espinosa, comisaria de la exposición, y fotos en las que aparece la propia Anderson (en Salas, con capa adquirida en Oviedo) o junto a su padre. Ambos tuvieron la inteligencia de adquirir imágenes de otros fotógrafos asturianos de la época: Luis Muñiz Miranda, Arturo del Fresno, Espolito, Octavio Vink o Merás. Hicieron amistad con el gran folclorista Aurelio del Llano y hasta visitaron Santa Cristina de Lena.

¿Por qué son tan interesantes estas imágenes, más allá de su sobresaliente valor estético? "Le interesaban los interiores de las casas o de las tabernas para ilustras los temas de la vida cotidiana; fotografía, además, a los asturianos de distintas clases sociales", explicó Noemí Espinosa. El resultado es siempre sorprendente. Al igual que el uso del enfoque y la composición. Venía buscando, quizás, la España que conocía por los cuadros de Sorolla y encontró otras luces y otras sombras que supo captar con mirada de artista. Pero de artista que no olvida el cometido principal de su viaje: documentar la vida diaria y sus alrededores.

La exposición del Antiguo Instituto incluye 90 positivos y otros 78 proyectados, en bucle, en un audiovisual. De La Foncalada, en Oviedo, a los mercados, las campesinas, las lecheras de Luarca, Cudillero, Cangas del Narcea o Llanes. Y en Casa Natal Jovellanos, se cuelgan 30 imágenes de palacios y casonas. También una notable foto en la que vemos el interior del inmueble en el que nació el gran ilustrado. Ahí está el primer retrato de Jovino que pintó Goya.

"Anderson no hace foto mala", señaló Juaco López, quien lamentó cómo el mundo campesino asturiano ha sido durante décadas "invisible" por falta de testimonios gráficos. "No se documentó esa vida en trance de desaparición", señaló. Y subrayó que si hoy tenemos testimonios es por los emigrantes y por los que "vinieron de fuera", como el alemán Fritz Krüger, en 1927. Y dos años antes, la pionera Anderson.