La espera ha terminado. Neimhaim. El azor y los cuervos es el regreso al helado mundo creado por Aranzazu Serrano Lorenzo que tan buena acogida tuvo con su primera entrega, Los Hijos de la Nieve y la Tormenta. Veinte años llevó a la autora construir una historia apasionada y apasionante comparable con las más solventes firmas a anglosajonas de la fantasía épica, rompiendo además una lanza (nunca mejor dicho) por las mujeres valientes e independientes simbolizadas en una protagonista guerrera inolvidable. Es el suyo un universo épico y fantástico que se alimenta de la cultura vikinga y celta y propone aventuras alejadas de los tópicos y los lugares comunes. Y, también, una declaración de amor a la tolerancia, a la libertad y al respeto incondicional por la cultura y el pasado. Todo ello al servicio de una trama de ecos inagotables con personajes muy bien dibujados que avanzan psicológica y emocionalmente en un laberinto donde las intrigas y las sorpresas no dan respiro al lector.
Advierte la autora que "este segundo viaje, independiente del primero, para alivio de los que sufren la maldición de las sagas, presenta nuevos personajes y destroza nuevos tabús, uno tras otro, sin tapujos: un protagonista que rompe con el estereotipo del héroe heterosexual, una heroína que goza de los disfrutes carnales a su antojo y reniega de la maternidad?" El azor y los cuervos sorprende con la naturalidad "con la que plantea el amor en sus muchas y más libres acepciones, algo pocas veces visto en la fantasía épica. Pero es mucho más que eso".
También plantea, explica, "las dificultades morales y éticas de los dos sangres, una generación de mestizos sacudidos por el idealismo de sus padres: de un lado el pacifismo y la protección de la vida, de otro la pasión por las armas y el arte de la guerra. Los dos sangres heredan una tierra próspera cimentada por la Alianza; un pacto sellado entre dos pueblos antagónicos, los Kranyal y los Djendel. Pero la prosperidad se trunca cuando el fruto de su unión, los niños que llevan la sangre de uno y otro pueblo, crecen atados por estrictas leyes ancestrales que les impiden discernir lo que está bien de lo que está mal. ¿Hasta dónde es lícito emplear la violencia? ¿Deben matar para defender a los suyos, a sí mismos?" A través de diferentes puntos de vista, el lector afronta ese mismo dilema, que Serrano no resuelve para que cada uno decida sus propias conclusiones.
Neimhaim. El azor y los cuervos muestra "a los últimos supervivientes de una cultura decrépita y a punto de extinguirse inspirada en los sumerios, que en su desesperada lucha por sobrevivir han llegado hasta los confines del frío norte". Así, la novela evoca los ataques de Palmira y Alepo, en Siria, que "destrozaron un legado milenario por culpa del fanatismo religioso y las guerras". Más allá de libertades, sexualidades diferentes y dilemas morales, Neimhaim. El azor y los cuervos "supone toda una reivindicación de la cultura y nos recuerda que, sin los libros, no seríamos nada". La gran aventura comienza...
