Las novelas de Tom Clancy han sido un nutritivo alimento para el cine y los videojuegos. En consolas y PC, las sagas de acción táctica "Ghost Recon" y "Raimbow Six" han marcado hitos relevantes en la evolución de los FPS, como "Splinter Cell" lo ha hecho para los de sigilo. En la gran pantalla, la obra de Clancy ha descollado principalmente a través de las películas basadas en las aventuras de su creación más conocida: el analista de la CIA Jack Ryan. Ahora, Amazon ha recuperado al personaje para una serie, "Tom Clancy's Jack Ryan", que, en su primera entrega, ha recuperado el pulso y la tensión de las mejores adaptaciones cinematográficas.

La mejor adaptación de una novela de Clancy es, aún hoy, "La caza del Octubre Rojo" (1990). Aquella primera aparición de Jack Ryan, encarnado por Alec Baldwin, es uno de los grandes títulos del maestro del cine de acción John McTiernan. Tras su éxito, Harrison Ford heredó el papel, encarnando al analista en "Juego de patriotas" (Phillip Noyce, 1992) y "Peligro inminente" (Phillip Noyce, 1994), dos filmes de éxito pero que no alcanzaron la altura creativa y la complejidad de la película de McTiernan.

Ryan tardaría ocho años en volver a las pantallas, y lo haría rejuvenecido: Ben Affleck encarnó al analista en "Pánico nuclear", un filme desigual dirigido por Phil Alden Robinson ("Campo de sueños") que, pese a funcionar bastante bien en la taquilla global, no satisfizo ni a la crítica ni a los seguidores de la obra de Clancy. La serie no tendría continuidad, y Jack Ryan se quedó en la nevera hasta 2014, cuando Chris Pine retomó el papel en "Jack Ryan: Operación sombra", con Kenneth Brannagh en la dirección y Keira Knightley reclamando protagonismo en el rol de Cathy Mueller (futura Cathy Ryan). La mala recepción crítica y el fracaso en taquilla de este filme hacían presagiar otra larga pausa de las aventuras del analista, pero Amazon ha apostado por una revisión actualizada del personaje, un auténtico renacimiento, en formato serie. Una iniciativa que, visto el resultado de su primera temporada, deja una conclusión: A diferencia de Hollywood, Amazon sí sabe qué hacer con Jack Ryan.

Para su ficción en torno al personaje creado por Clancy, la plataforma ha dejado el desarrollo en manos de dos productores curtidos: Carlton Cuse que ha trabajado en series como "Perdidos", "The Strain" y "Bates Motel"- y Graham Roland -que coincidió con Cuse en "Perdidos", para la que escribió algunos capítulos sueltos, antes de involucrarse de manera decidida como guionista y coproductor de la imprescindible "Fringe"-. Estos dos "showrunner" han apostado por una profunda actualización de un personaje que, gestado en los estertores de la Guerra Fría, había perdido buena parte de su razón de ser.

Para empezar, el nuevo Ryan ya no es un historiador especializado en la Unión Soviética y captado por la CIA: ahora es un avezado economista que se ha formado en la agencia y está especializado en seguir los movimientos bancarios de los grupos terroristas de Oriente Medio. Además, su pasado militar, que tiene una incidencia limitada en los filmes -en los que se reforzaba la condición de "persona normal atrapada en circunstancias extraordinarias" de Ryan, en conexión con la subversión del héroe de acción iniciada por McTiernan en "Jungla de cristal", justo dos años antes de "La caza del Octubre Rojo"-, es un elemento clave de la serie, en la que el analista se revela como un auténtico cazador de hombres: un "lobo", como le cataloga una agente francesa, bajo la piel de un cordero.

John Krasinski

La clave para que esta evolución funcione reside, en gran medida, en la apuesta por un actor como John Krasinski, un intérprete con presencia física pero capaz de incorporar otros matices que inciden en la vulnerabilidad del personaje. Algo en lo que le ayuda la fisicidad que, por primera vez, alcanzan las secuelas del accidente de helicóptero que retiró a Ryan del frente. Las cicatrices que atraviesan su espalda son un recordatorio continuo de la fragilidad de este héroe de acción reconvertido en analista, pero también le sirven para enmascarar otros traumas más profundos que tendrán incidencia en el devenir de la trama.

Flanqueando a Krasinski, destaca un reparto equilibrado que sostiene una ficción que, en sus mejores entregas, tiende a la coralidad. El magnífico Wendell Pierce ("Bunk" Moreland en "The Wire"; Antoine Baptiste en "Treme") interpreta a James Greer, teórico superior de Ryan pero, en la práctica, una suerte de mentor-compañero que introduce la serie en una saludable dinámica de "buddy-movie". Abbie Cornish, la nueva Cathy Mueller, Timothy Hutton y John Magaro aportan amplitud a sus respectivas subtramas, aunque una de ellas, la del piloto de drones que encarna Magaro, acaba desligándose de manera poco acertada del conjunto.

Wendell Pierce

Pero el otro gran soporte de la serie, aparte de su "pareja de colegas" protagonista, es el villano al que encarna Ali Suliman. Aquí, los creadores se desvinculan del maniqueísmo de otras adaptaciones de las aventuras de Ryan (principalmente las del tándem Ford-Noyce) y profundizan en las razones de la radicalización de este economista visionario, más brillante incluso que el protagonista, al que los prejuicios sobre su raza y una injusta condena a prisión convierten en un nuevo Bin Laden.

Ali Suliman

Su evolución, los atinados paralelismos con el protagonista (incluso en esos traumas que emergen en su piel en forma de cicatrices) y la conflictiva relación con su esposa, encarnada con solvencia por Dina Shihabi, otorgan más profundidad a una primera tanda de episodios vibrante y de calidad que, sin alcanzar la perfección, sí supone una base sólida para alcanzar cotas más elevadas en sus siguientes entregas. La segunda temporada de "Tom Clancy's Jak Ryan" ya está en producción.